“María será el lazo que unirá las dos Iglesias
y hará de todos aquellos que la aman un pueblo de hermanos
bajo la paterna autoridad del Vicario de Jesucristo”[1]
Introducción
Muchas veces nos pasa de escuchar ciertas expresiones a las cuales damos desde el inicio nuestra total credibilidad porque nada en su enunciado se contrapone a la verdad de lo que se quiere expresar y de la fe de la Iglesia y el sentir común del pueblo cristiano. Pero cuando se comprende aquella misma expresión teniendo en cuenta los elementos de fe y amor de todo un pueblo y una cultura, aquellas palabras nos resultan más luminosas y amables. Así nos sucedió después de haber escuchado un trabajo elaborado por nuestro querido Mons. Andrea María Erba en el que desarrollaba en tres interesantes puntos la arraigada y amada piedad mariana del pueblo ruso. Y de aquí entender un poco más aquella expresión llena de esperanza de Agustin Schouvaloff, gran apóstol ruso de la conversión de su pueblo a la unidad católica a través de la profunda devoción que abriga en su corazón esta numerosa parte del redil de Cristo, a la Madre de Dios:
“María será el lazo que unirá las dos Iglesias
y hará de todos aquellos que la aman un pueblo de hermanos
bajo la paterna autoridad del Vicario de Jesucristo”.
Como es de muchos ya sabido, en nuestro monasterio se pudo dar reinicio, hace ya algunos años, a la Asociación de oración por la unidad de los cristianos, especialmente en Rusia, gracias no solo a la propuesta e iniciativa de Mons. Andrea María Erba sino también a su celo apostólico en el hacer conocer y amar esta gran obra para el bien de toda la Iglesia, como es el don inestimable de la unidad y que además es objetivo primordial en la tarea apostólica de nuestro actual Sumo Pontífice, Benedicto XVI.
Dicha Asociación está bajo el patrocinio de María Inmaculada, porque “los rusos, -como escribe el mismo padre Schouvaloff- han conservado entre los tesoros de su fe el culto a María, a Ella invocan y creen en su Inmaculada Concepción”. Por tal motivo quiso Mons. Erba este año ayudarnos a profundizar este tesoro de fe del pueblo ruso. Y con su delicadeza de padre y pastor así nos escribió para el pasado 8 de diciembre: “La Señora, tan venerada en Rusia con los títulos más bellos, es el camino más seguro que conduce a la unidad y es el secreto del verdadero ecumenismo. Padre Schouvaloff y Padre Tondini han dado la vida por la santa causa y han rezado y hecho rezar.”
Cómo transcurrió nuestra fiesta a María Inmaculada
Por la mañana del día 8 de diciembre toda la comunidad se dedicó a armar los pesebres y a adornar todo el monasterio en un gran clima de serena alegría festiva. Una mañana en que el gozo de la Solemnidad del Dogma, la alegre espera del Niño Dios que ha de nacer y el entusiasmo que cada 8 de diciembre significa para nuestra misión por la unidad, se conjugan siempre de modo tan armonioso cada año, preparando una vez más nuestras almas para la celebración solemne de la Eucaristía. Después de la Santa Misa tuvo lugar la exposición a cargo de la Hna. María del Corpus Domini, sobre el trabajo elaborado para la ocasión por S.E.R. Mons. Andrea María Erba, en base al libro de A. Brunello, “Le chiese orientali e l’unione”, Editrice Massimo, Milano 1966, p.266-275.
Dicho trabajo constaba de tres grandes puntos:
Una introducción en la que Monseñor hace una reseña de la historia de la Iglesia en Rusia y del Patriarcado ruso, historia que inicia desde el bautismo en masa de millones de rusos al tiempo del príncipe Vladimir en el siglo X, terminando con un breve panorama del período actual empezando desde 1917 hasta los días de hoy.
El segundo gran punto se dedicó al estudio de las características de la teología rusa, para lo cual Monseñor se sirvió de la Carta Apostólica de S.S Juan Pablo II “Euntes in mundum” del 25 de enero de 1988 con ocasión de la celebración del primer milenio del Bautismo de la Rus’ de Kiev.
Estas características son:
El gran instrumento de la lengua eslava;
La Sagrada Escritura, especialmente los evangelios, como fuente primera de la fe y cultura del gran pueblo ruso;
La liturgia;
La tradición;
La espiritualidad rusa;
La iconografía y su rol insustituible en la piedad del alma rusa.
El tercero de estos grandes puntos fue el mencionar y desarrollar brevemente las características de la Mariología rusa.
Pero no todo terminaba con la exposición del interesante texto; Mons. Erba tenía aún una sorpresa que darnos. Aunque él no puedo estar presente, es como si lo hubiera estado y hubiera participado de la alegría que nos dio al leer su carta. En ella había escrito hablando de los padres Schouvaloff y Tondini que “habían rezado y hecho rezar por la santa causa de la unidad”. Siguiendo pues el empeño de sus hermanos en religión, ya que estos sacerdotes pertenecían a su misma congregación de los padres barnabitas, Monseñor adjuntó a su carta 11 advocaciones de la Santísima Virgen, 11 íconos que serían repartidos a cada una de nosotras para que“la invoque cotidianamente con amor” para que “hagamos nuestras las características de la mariología rusa, enriqueciendo nuestra espiritualidad y piedad”. De hechoal hablar sobre la intensa espiritualidad de la iconografía decía en una parte de su trabajo: “Los iconos de la Madre de Dios tuvieron una difusión enorme en la vida pública y privada del pueblo ruso. En todas las habitaciones, aún en las más pobres, la imagen de María era infaltable y se la colocaba en un lugar bien visible, adornada con manteles y telas bordadas, lámparas con aceite que ardían continuamente en su presencia. Con los íconos los padres bendecían a sus hijos en las grandes separaciones de la vida (las bodas, la partida a la guerra, los viajes, etc.) … Delante al icono de la Madre de Dios cada ruso se postraba gritando desde lo más profundo de su corazón “¡Santísima Madre de Dios, salva la tierra rusa!”
Tales advocaciones y sus iconos correspondientes son:
“La Madre de Dios del Signo”pintada en Rusia a fines del siglo XVI, una de las más veneradas por el pueblo ruso. Tal imagen de la Madre de Dios es colocada detrás del altar de las iglesias ortodoxas, porque es manifestación iconográfica de la Iglesia, personificada en María que ha custodiado en su seno a Aquel que nadie puede contener. De hecho en el pecho del icono de la Virgen está el Niño Jesús circunscripto por un círculo. Ella está con las manos en posición orante.
“La Madre de Dios en trono” conocida en Rusiacon el nombre de Virgen de Chipre, pues una imagen análoga se encontraba ya desde el siglo VII en la isla que lleva su nombre.
“La Madre de Dios Odigitria” La tradición bizantina habla ya de esta imagen desde los primeros tiempos de la Iglesia y confiere a San Lucas ser su autor. Según la leyenda la Madre de Dios habría bendecido esta imagen diciendo “mi bendición reposará siempre sobre esta imagen” San Lucas la habría enviado así a Antioquía, al ilustre Teófilo, junto al texto del su evangelio.
“La Madre de Dios de Smolensk” es el ícono más cercano al tipo clásico de la Odigitria bizantina con los gestos solemnes de la Theotokos y del Emmanuel que bendice.
“La Madre de Dios de Tichvin” venerada en Rusia desde 1383 y muy semejante a la Odigitria Eleousa (de la ternura o misericordia)
“La Madre de Dios de Kazán” considerada milagrosa por el hecho de haberse aparecido tres veces a una niña a la cual pide que se descubra un ícono suyo que había quedado sepultado en una iglesia consumida por el fuego. Como nadie creía a la niña, la Virgen aparece la tercera vez diciendo que si esto que le refería no se anunciaba a todos, “aparecería en otro lado y grandes calamidades caerían sobre ellos”. Tal imagen fue entregada por S.S Juan Pablo II al patriarca Alejo II en el año 2004 y a través de él a todo el pueblo ruso.
“La Madre de Dios de la Ternura” icono en el cual la Madre y el Hijo se intercambian un gesto de ternura, gesto colmado de sublime sentimiento humano, amor y ternura materna con el cual se quiere expresar el aspecto humano de la maternidad divina de María. El elemento de la compasión tan resaltado por la espiritualidad rusa encuentra aquí un claro exponente de su fe y confianza en la actitud materna de María al cual el pueblo ruso abraza como el Niño hace figurativamente con Ella en este ícono.
“Icono de la Madre de Dios de Vladimir” que según las crónicas rusas fue llevado en 1131 desde Constantinopla a Rusia. En 1151 fue llevada desde Kiev al rey Vladimir, del cual toma el nombre. En 1395 es trasladada a Moscú y es célebre por sus intervenciones milagrosas. Ningún ícono ha alcanzado la sublimidad de la perfección del arte iconográfico como este de Vladimir y una tal pureza de estilo al punto que se piensa insuperable, pues su belleza está más allá de todo canon terrestre.
“Madre de Dios de Tolga” pintada probablementeen Moscú en el siglo XVI y toma el nombre del lugar donde aparece que es sobre el río Tolga donde fue construido el monasterio que conserva la imagen. Es una representación sumamente lograda entre la ternura materna y al mismo tiempo un desapego de todo lo terreno que infunde una gran paz y pureza espiritual a quien lo contempla.
“La Madre de Dios de Korsum” la característica de este icono es que tanto la Madre como el Hijo son representados a media figura, mostrando el gesto tierno de las manos de ambos que se entrelazan con indecible ternura mostrando la dulce intimidad entre Jesús y su Santa Madre.
“La Madre de Dios de la Pasión” (Strasnaja) forma parte del tipo iconográfico del siglo XIV en el cual sobresalen dos ángeles que llevan en sus manos los instrumentos de la pasión y hacia los cuales vuelve con estupor sus ojos el Divino Niño Jesús en los brazos de su Madre como buscando refugio en Ella.
Para concluir, tuvimos el canto del Akatistos que precedió el canto de las Vísperas como un extenso himno colmado de alabanzas a nuestra Madre del Cielo.
Terminaba la carta de Monseñor con una cita del padre Schouvaloff concluyendo así ese hermoso 8 de diciembre en que la contemplación de la Inmaculada Virgen y Madre de Dios y el empeño de nuestra misión ecuménica se dan cita cada año con la inquebrantable esperanza de la unidad, especialmente con nuestros hermanos ortodoxos del gran pueblo ruso:
“No temáis; nuestras penas, nuestras oraciones encontrarán gracia delante de Dios…”
Aprovechamos la ocasión de esta crónica para renovar nuestra invitación a quien quiera formar parte de nuestra asociación de oración por la unidad de los cristianos y de este modo concreto cooperar a la gran intención que consumió los latidos del Corazón de Cristo en esta tierra y por lo cual rezó al Padre Celestial antes de morir por lo que pedía,
“que todos sean uno como tú, Padre, y Yo, somos uno.”
Hermanas del Monasterio
“Beata María Gabriella dell’Unitá”, Pontinia- Italia.