El 9 de febrero las hermanas de la Provincia de España concretaron una nueva fundación en Alcoy, Valencia. Se trata de un antiguo Monasterio en el que sucedió un milagro eucarístico. La Madre Dolorosa nos relata en esta crónica los detalles de la reciente fundación y la historia del Monasterio y del milagro eucarístico.
Queridos todos en el Verbo Encarnado:
En esta crónica queremos hacer partícipe a toda la Familia Religiosa de la llegada de las Servidoras, el día 9 de febrero, a la ciudad de Alcoy, diócesis de Valencia, España.
Las hermanas Agustinas Descalzas de San Juan de Ribera, a quienes debemos la fundación del monasterio de los Santos Patronos de Europa, en L’Ollería (Valencia), solicitaron a nuestro Instituto que nos hagamos cargo de su casa madre “Monasterio del Santo Sepulcro”, que conserva la imagen del así llamado “Jesuset del Miracle”, Niño Jesús del Milagro, testigo privilegiado de un milagro eucarístico. Este convento ha estado durante cuatro años a cargo de las Hermanas “Carmelitas Mensajeras del Espíritu Santo”. La despedida de estas hermanas ha estado prevista para el sábado 11 de febrero, por lo cual ambas comunidades han compartido algunos días juntas en la casa, con el fin de asesorarnos sobre el manejo de la misma.
Momentáneamente, y hasta que se pueda destinar a hermanas de vida monástica a esta naciente fundación de las Servidoras, algunos miembros de la Comunidad de los Santos Patronos de Europa y hermanas de vida apostólica de nuestra Provincia, se irán turnando para mantener viva la presencia religiosa y el culto eucarístico de la Santa Misa y adoración en dicho Monasterio, el único de religiosas de clausura de la ciudad de Alcoy (una ciudad de aproximadamente 60.000 habitantes).
El Convento es muy grande y está preciosamente decorado con mosaicos de valor artístico, como así también con hermosas imágenes y pinturas. Su fundación y misión contemplativa ha estado vinculado a un milagro eucarístico de fines del s. XVI, ocurrido en lo que hoy es una capilla lateral del templo. La fecha nos remonta a los acontecimientos de la así llamada Reforma protestante (de la cual se están por cumplir 500 años), y podemos considerar este hecho como una de las respuestas que, junto con el Concilio de Trento y demás acontecimientos eclesiales de la época, dispuso Dios para defensa y aumento de la devoción a la Sagrada Eucaristía en los fieles cristianos.
Dado que el año que viene se celebran los 450 años del milagro, la nueva fundación queda enmarcada en los preparativos y celebración del evento. He aquí la historia. Corría el año 1568. Era la tarde del 29 de enero cuando Joan Prats natural de Francia, aunque llevaba años en Alcoy, un hombre ateo, de oficio tundidor de paños, entró en la parroquia de Santa María. Abriendo el Sagrario se apoderó de una cajita de plata que contenía unas cuarenta formas consagradas, así como también de un relicario y la custodia. Cuando llegó a su casa, y aprovechando la ausencia de su esposa, escondió lo robado envuelto en un paño, después de haberse comido el sagrado contenido de la caja de plata. Cavó un hoyo en el establo y colocó lo robado allí, dejando fuera la escudilla de la custodia, que ocultó luego en otro lugar de la cuadra, sin enterrarla.
Al día siguiente, el sacerdote mosén Miguel Soler entró al templo a rezar, y enterado del robo, salió a la plaza junto con el sacristán, gritando: “Buscad al Señor del mundo que nos lo han robado del sagrario”. La gente, apenada, acudió a la llamada y se pusieron a buscar, e incluso las autoridades ofrecieron una recompensa de 30 libras (suma cuantiosa en ese entonces) a quien encontrase lo robado y apresase el ladrón. La sospecha recayó sobre Joan Prats, y por dos veces se registró su casa. La segunda pesquisa tuvo éxito cuando Juan Esteve, un alcoyano, encontró primero la escudilla de plata y luego los objetos enterrados. Acudió fray Nicolau Moltó a recoger el tesoro, y en la cajita milagrosamente se encontraban tres formas consagradas. Cuando posteriormente Joan Prats fue interrogado, contestó que no se explicaba cómo habían quedado allí, pues él estaba seguro de haberlas comido todas.
Unida a los hechos del robo y hallazgo del Santísimo Sacramento, está la milagrosa intervención del Niño Jesús. Según actas de la época, esta imagen era propiedad de una viuda llamada Na Miralles, conocida también con el nombre de Argentina, la cual tenía dos casas en la misma calle, una de las cuales alquilaba a Joan Prats. La imagen tenía el brazo derecho en alto con dos dedos hacia arriba, las piernas rectas y sin estar encorvado. Al enterarse del robo, la viuda fue a la habitación donde estaba y le rogó que intercediera para que se encontrase el Santísimo Sacramento. Cuando regresó, luego del hallazgo, se dio cuenta que dicha imagen “sufrió una inclinación del cuerpo, torsión del mismo, torcedura de una pierna, y variación del brazo, mano y dedos de su parte derecha, así como un cambio en la dirección de sus ojos”. La dirección hacia donde apuntaba ahora, era el lugar donde había sido encontrado el Santísimo Sacramento. Al no haber estado nadie presente durante el cambio de la imagen, se considera que el milagro no fue la causa del descubrimiento del sacrílego robo, sino que se considera “un testigo perenne que recuerda aquel acontecimiento”. Dicha imagen sufrió los avatares de la España de 1936, sobreviviendo a los bombardeos y registros de los perseguidores de la fe y ha gozado siempre de la devoción del pueblo, celebrado juntamente con el hallazgo en una sola solemnidad, con privilegio de la Santa Sede para procesión y Misa de Corpus Christi el día 29 de enero.
San Juan de Ribera quiso que la capilla –hoy una magnífica Iglesia– estuviera custodiada por la presencia de religiosas de vida contemplativa, estableciendo la Orden de las Agustinas descalzas en 1596, para permanente adoración y reparación al Santísimo Sacramento. En la Iglesia, a pocos metros del lugar del hallazgo, conmemorado por una imagen de Cristo yacente en una urna de cristal (llamado “Del Santo Sepulcro”, porque las Hostias consagradas estuvieron ocultas en ese sitio 3 días), se yergue un altar coronado por la imagen del Niño del Milagro, el cual se puede ver también desde un camarín ubicado atrás del altar.
La Iglesia ha tenido adoración permanente durante muchos años, y es de esperar que se pueda ir retomando de a poco, y en la medida que la Comunidad monástica aumente. Dando gracias a Dios por este nuevo monasterio en Valencia, diócesis privilegiada que conserva el Santo Cáliz de la Cena del Señor y confiando en la Divina Providencia que dispone los tiempos y las personas para obrar sus maravillosos planes de salvación, encomendamos a sus oraciones esta nueva misión de nuestra Familia Religiosa. Al monasterio se le ha confiado como intención particular de oración, la educación.
Que la Virgen de los Lirios, Patrona de los alcoyanos, y el Niño Jesús del Milagro, nos alcancen la pureza de corazón de los verdaderos adoradores y amantes de la Santa Eucaristía.
M. María Dolorosa y hermanas de la Provincia “Nuestra Señora del Pilar”.