Roma, 31 de mayo de 2022
Fiesta de la Visitación de la Santísima Virgen a su prima Santa Isabel
In Memoriam Hna. María del Milagro de Salta, SSVM
El sábado 7 de mayo, en las Vísperas de la Solemnidad de Nuestra Señora de Luján, Patrona del Instituto, falleció serenamente en el convento de la Casa Provincial de Argentina nuestra querida Hermana María del Milagro de Salta D’Angelo Rodríguez, a la edad de 96 años, todos ellos años fecundos vividos en el servicio de Dios primero como Madre de familia, y luego, ya al atardecer de su vida, entregándose radicalmente y sin reservas al Divino Esposo en la vida religiosa, haciendo un holocausto total de sí misma mediante la profesión de los votos de pobreza, castidad, obediencia y esclavitud mariana, en la dulce espera del encuentro definitivo con el Señor. Su ejemplo de amor a Dios y búsqueda de la perfección es un aliciente para vivir con mayor entrega nuestra propia consagración.
Damos gracias a Dios por el don de su vida y de su vocación, al tiempo que la encomendamos en nuestras oraciones.
Aniversarios de las Servidoras
La gratitud es una virtud que debe destacar en nosotros, que todo lo hemos recibido de Dios. Así lo enseña el Apóstol San Pablo en la carta a los Tesalonicenses: En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros (5, 8). Y ¿cómo no elevar nuestra acción de gracias a nuestro Esposo divino por todo el bien que a través nuestro permite que reciban muchas almas a las que podemos llevar la Buena Nueva de la Redención? Es por esto que cada aniversario de fundación significa para nosotras un motivo de gran alegría.
En este mes de mayo pudimos festejar otros dos aniversarios de fundación de las Servidoras. En efecto, el mismo día en que celebrábamos la gracia fundacional, el 3 de mayo, recordamos los primeros diez años de nuestras hermanas en el Hogar San Martín de Tours, en San Rafael, Argentina, perteneciente al IVE. Las hermanas de la Comunidad “Santa Isabel de Hungría” colaboran activamente con la organización del Hogar y con la atención de los ancianos y enfermos que alberga el Hogar, dedicándose con inmensa caridad al servicio de Cristo en sus miembros más necesitados.
La M. Marie de Notre Dame y la Hna. María de Jesús Hostia en el Domingo de Ramos en el Hogar.
Rezando el Rosario con uno de los grupos de discapacitados.
Por otra parte, el 28 de mayo la Comunidad “Beatos Mártires de Paracuellos de Jarama” en España, cumplieron 5 años de fundación. Nuestras hermanas tienen la gracia de estar cerca del cementerio que acoge siete fosas comunes en donde cayeron fusiladas unas 2500 personas durante la Guerra Civil española, en un preciso plan de ejecución masivo entre los días 7 de noviembre y 5 de diciembre de 1936. Allí ellas mantienen viva la memoria de los valientes cristianos que dieron su vida por no renegar de su fe.
Peregrinación con miembros de la Parroquia San Vicente Mártir.
Votos perpetuos y primeras profesiones
En Ucrania, el día sábado 30 de abril, en la ciudad de Burshtyn, Provincia de Ivano Frankivsk, profesaron los votos perpetuos las religiosas María Obradovanna y María Neopalyma Kupyna, ambas son miembros de la comunidad contemplativa del Monasterio “de la Santa Sofía, Sabiduría Divina”. La ceremonia fue presidida por el Metropolita de Ivano Frankivsk, S.E.R. Monseñor Volodymyr Wyytyshyn, concelebraron los padres Sofrón Zylinskyy, IVE, Josafat Voiko, IVE y Andryy Vivchar. Participaron de la Divina Liturgia y de los posteriores festejos las Servidoras de algunas comunidades en Ucrania, familiares y amigos de las hermanas y algunos fieles de la comunidad en Burshtyn.
De izquierda a derecha: María Obradovanna y María Neopalyma Kupyna.
También en Ucrania, el día 7 de mayo realizó sus votos perpetuos la hermana María Vyflyjemska y en la misma ceremonia tres hermanas hicieron su primera profesión de votos: María Areta, Maria Teodora y María Meletia. La Santa Misa fue presidida por Mons. Nil Lushcak en la Parroquia de los sacerdotes del Verbo Encarnado “Del Nacimiento de San Juan Bautista”, en Dubove, región de Tjachiv, provincia de Zakarpatja.
Las hermanas neo-profesas junto a Mons. Nil Lushcak, los sacerdotes del IVE
y algunas hermanas de la Provincia.
En Rusia, el pasado 13 de mayo, día de Nuestra Señora de Fátima, la Hermana María Sviatogo Lika, originaria de Rusia, realizó sus votos perpetuos. La ceremonia fue presidida por el P. Gabriel Vergani, IVE, en la Parroquia de “la Presentación del Señor” en Omsk. Estuvieron presentes la M. María de Betania -superiora provincial-, la M. Maria Mater Misericordiae y la M. Maria Vsediva -miembro del Consejo provincial-, y algunas hermanas que empezaron esta misión.
De izquierda a derecha: M. Maria Vsediva, Maria Kristinopilscaia, M. Mater Misericordiae,
Maria. Sviatogo Lika, Maria Poiednania, M. María de Betania, María Dieva Viernaia y María Esposa Fiel.
Toma de hábito y cambio de nombre de las novicias
En Egipto, los días 2 y 3 de abril, dos novicias tomaron el santo hábito en el Sur del país, en la Provincia de Al‘Minia. La primera toma de hábito fue en Tantawi, pueblo al que pertenece la Hna. Maria Auro Karzias Mausud (María Reina de los Corazones). La Misa fue presidida por el Padre Ibroahim Zahii Kadkut, párroco del lugar, y concelebraron los Padres Filopatir y Juan Manuel Quiroga, IVE, además de otros sacerdotes de la diócesis. En la misma participaron familiares y amigos de la hermana, y numerosas religiosas que habían venido para la ocasión.
Al día siguiente recibió el santo hábito la Hna. Maria Ghintria Logos Ersumaticos Nady (María Madre del Verbo Encarnado), en Manzafis, pueblo al que ella pertenece. La Santa Misa en la Iglesia San Jorge fue presidida por el Obispo del lugar, S.E.R. Mons. Basilius Fauzi, y concelebraron el párroco, Padre Asheia, junto a los dos sacerdotes del IVE que habían ido hasta el Sur y otros sacerdotes de la diócesis.
Posteriormente, el 9 de mayo, Solemnidad de la Virgen de Luján, tuvo lugar la toma de hábito de la Hna. María Jabal Anjara Bassim (Maria del Monte de Anjara). La misma se realizó, en Alejandría, en la capilla “Nuestra Señora de Fátima” y fue presidida por el P. Pablo De Santo -Superior Provincial del IVE-, y concelebrada por los sacerdotes del IVE que misionan allí. Estuvieron presentes para la ocasión las hermanas de las distintas Comunidades de Egipto.
De izquierda a derecha, de arriba a abajo: P. Marqos Salama, P. Atanasio Badry, P. Pio Gargy,
P. Pablo De Santo, P. Juan Manuel Quiroga y P. Bruno Martínez, IVE.
M. María de Belén -Superiora Provincial-, Maria Auro Karzias,
Mariam Jabal Anjara, y Maria Ghintria Logos Ersumaticos.
En Tanzania, dos novicias: Maria Hazina ya Mungu (Tesoro de Dios) y Maria Mama wa Shauri Jema (Madre del Buen Consejo), tomaron el santo hábito el 8 de mayo en la Iglesia de la Casa de Formación del IVE. Presidió la Santa Misa el P. Diego Cano -Delegado de la Jurisdicción del IVE-.
Maria Hazina ya Mungu y Maria Mama wa Shauri Jema.
Cambio de nombres
El día 31 de mayo, Festividad de la Visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel, las novicias de Argentina, Brasil y Perú recibieron el nuevo nombre religioso.
En Argentina la Santa Misa se celebró en la Parroquia “Nuestra Señora de los Dolores”, presidida por el P. Emilio Rossi -superior provincial del IVE-.
Los nuevos nombres de las 17 novicias son:
Denise Soledad Armoa Ferreira | María Tupasy Yvaga Rape (en guaraní, que traducido significa María Camino al Cielo) |
María Celeste Ayllón | María Anima Pura |
María Paulina Badariotti | María Madre de Bondad |
Alfonsina Beatrice | María Madre de todos los Santos |
Delfina Cernadas | María Madre de la Divina Gracia |
Débora Soledad Chazarreta | María Custodia del Verbo Divino |
María Florencia Corvalán | María Refugio del Sagrado Corazón |
Monserrat del Pilar Medina Gayoso | María Filia Regis |
Yoselyn Gabriela Medina Gayoso | María Reina de la Paz |
María Lucía del Corazón de Jesús Muschietti | María Madre Benigna de Nazareth |
Maria Gisela Quaife | Marija de Pomagaj (en esloveno, que traducido significa María Auxiliadora) |
Luz Ailín Risso Patrón | María Luz del Niño Jesús |
Ángela Victoria Rueda | María de la Divina Infancia |
María del Pilar Solé | María Paradiso di Dio |
Fátima Katerena Spachuk | María del Corazón Triunfante |
María Tatiana Spachuk | María Madre Dócil en la Cruz |
Marcela Alejandra Suárez | María Esperanza de los Afligidos |
Algunas novicias durante la ceremonia del cambio de nombre en la Iglesia “Nuestra Señora de los Dolores”.
En Perú la Santa Misa fue presidida por el P. Florencio Gerry en la Capilla del Noviciado “Beata Ana de los Ángeles Monteagudo”.
Los nuevos nombres de las 4 novicias son:
Natividad del Pilar Tuni Vásquez | María de Chapi |
María Elizabeth Torres Marino | María Mártir de la Caridad |
Valeria Maciel Revilla Calizaya | María Sagrario de Jesús |
Ana Mireya Hiza Egüez | María Alegría de los Santos |
Las novicias junto a su maestra de novicias, la M. María del Consuelo del Corazón de Jesús.
En Brasil la Santa Misa fue presidida por el P. Gilberto Galdini, IVE, en el Santuario Nacional de “Nuestra Señora de Aparecida”. En esta misma ceremonia realizó sus primeros votos la hermana contemplativa M. da Fidelidade.
Los nuevos nombres de las 15 novicias apostólicas son:
Luara Helena Rosa de Oliveira | Maria Iris Plena Laetitiae (María Iris lleno de alegría) |
Ester da Silva Santos | Maria Lilium Castitatis (María Lirio de Castidad) |
Ana Márcia da Silva | Maria do Sagrado Coração de Jesus (María del Sagrado Corazón de Jesús) |
Natália Marques Zen | Maria Della Fiducia (María de la Confianza) |
Caroline Valéria Ananias Aléssio | Maria Doçura Celeste (María Dulzura Celeste) |
Anemeire Alves | Miryam Nis’a Al Iadi Elohim (María Desposada por Dios) |
Isabela Soprani Camargo | Maria Madre Delle Famiglie (María Madre de las Familias) |
Talita Lopes dos Santos | Maria Fiel Aos Pés Da Cruz (María fiel al pie de la cruz) |
Milena dos Santos Soares | Maria Hortus Conclusus (María Huerto Cerrado) |
Nathália Dutra Brito | Maria Anima Amans Deum (María Alma Enamorada De Dios) |
Thainá Santana Teixeira | Maria Escrava Do Senhor (María Esclava del Señor) |
Kelly Correia dos Santos Barros | Maria Virgem Da Piedade (María Virgen de La Piedad) |
Beatriz Ferreira de Barros Queiroz | Maria Mater Orphanorum (María Madre de Los Huerfanos) |
Victtória Macêdo Leal | Maria Passionis (María de la Pasión) |
Marize Santos de Souza | Maria Mater Redemptoris (María Madre del Redentor) |
Los nuevos nombres de las novicias contemplativas son:
Marília Alves da Silva | Maria Mãe da Vida (María Madre de la Vida) |
Luana Beirão dos Santos | Maria Mãe Serena (María Madre Serena) |
Daniela Martins Kiil | Maria Fulgida Stella Maris (Maria Fúlgida Estrella del Mar) |
Renata de Jesus Silva | Maria Mãe Contemplativa (María Madre Contemplativa) |
Sophia Negrão e Fernandes | Maria do Puro Coração(María del Puro Corazón) |
Aryele Joana Rocha de Araújo | Maria Mãe Lacrimosa (María Madre Lacrimosa) |
Any Gabriely Batista Ribeiro | Maria Cheia de Graça (María Llena de gracia) |
En el centro la hermana neo-profesa, María da Fidelidade, junto a las novicias, el P.Gilberto Galdini y las madres: M. Maria Domus Verbi, M. Maria Virgo Pulchra, M. Maria da Divina Graça -superiora provincial- y M. Maria da Expectação (de izquierda a derecha).
Homilía del P. Paulo Colombiano, IVE
El 13 de mayo, en otro aniversario de las Apariciones de nuestra Madre del Cielo a los Pastorcitos de Fátima, entronizamos una preciosa imagen de la Virgen de Fátima en la Procura Generalicia en Roma. En la Santa Misa previa a la bendición y entronización de la imagen, el P. Paulo Colombiano, IVE, pronunció la homilía que publicamos a continuación
FÁTIMA – Paralelo evangélico Jn 14
Las apariciones de la Madre de Dios en Fátima, Portugal entre los meses de mayo y octubre de 1917 son sin duda los hechos religiosos “más importantes de la primera mitad del siglo XX, una explosión desbordante de lo sobrenatural en el mundo dominado por lo material”[1][1].
El magnífico acontecimiento de Fátima ha sido identificado como “un gran signo de los tiempos” [2], o más precisamente “de nuestro tiempo, que la misma Señora parece leer con una perspicacia especial”[3], revelando un “carisma para nuestro tiempo”[4]. Fátima es, en el decir de San Juan Pablo II, “la manifestación de su preocupación materna por el destino de la familia humana, necesitada de conversión y perdón”[5]. De allí el inmenso contenido espiritual, profético y escatológico de los mensajes de la “Madre del Cielo”, como la Ven. Sor Lucía solía llamar a la Virgen María.
Dios, que tiene en sus manos todos los acontecimientos, dispuso providencialmente que nosotros naciéramos como Congregación el 25 de marzo de 1984, día en que San Juan Pablo II junto a los obispos del mundo cumplían con el pedido de la Virgen de Fátima de consagrar el mundo entero a su Inmaculado Corazón[6]. Y así cuando el Santo Padre decía “abraza con amor de Madre y de Sierva del Señor a este mundo humano nuestro”[7], también allí estábamos incluidos nosotros y los que vendrían después de nosotros.
En estos dos eventos que –por la Providencia Misericordiosa de nuestro Señor– se cruzaron entre sí, podríamos leer la suave y amorosa delicadeza de la sabiduría maternal, que parece abrazarnos entrañablemente como Instituto y a cada uno de nosotros en particular, sin condición alguna. Podemos incluso lícitamente pensar que hemos nacido del Corazón Inmaculado de María, y siendo esto así, no podemos menos que prorrumpir en gozo y ver cómo la maternal asistencia protectora de la Virgen nos acompaña siempre.
En este contexto, quería hacerles recordar las palabras de aquel 13 de mayo para iluminar el entendimiento en la interpretación del Evangelio de hoy. Tanto en esta primera aparición de la Virgen cuanto en las primeras palabras de Cristo del capítulo 14 de San Juan podemos identificar una misma enseñanza, dividida en cuatro partes.
- PERTURBACIÓN / MIEDO
- MORADAS ETERNAS
- EL CAMINO DE JESÚS
- REVELACIÓN DEL MISTERIO
Empecemos con la aparición…
“Día 13 de mayo de 1917.
Estando jugando con Jacinta y Francisco encima de la pendiente de Cova de Iría, haciendo una pared alrededor de una mata, vimos, de repente, como un relámpago.
– Es mejor irnos ahora para casa –dije a mis primos–, hay relámpagos; puede venir tormenta.
– Pues sí.
Y comenzamos a descender la ladera, llevando las ovejas en dirección del camino. Al llegar poco más o menos a la mitad de la ladera, muy cerca de una encina grande que allí había, vimos otro relámpago; y, dados algunos pasos más adelante, vimos sobre una carrasca una Señora, vestida toda de blanco, más brillante que el sol, irradiando una luz más clara e intensa que un vaso de cristal, lleno de agua cristalina, atravesado por los rayos del sol más ardiente. Nos detuvimos sorprendidos por la aparición. Estábamos tan cerca que nos quedábamos dentro de la luz que la cercaba, o que Ella irradiaba. Tal vez a metro y medio de distancia más o menos. Entonces Nuestra Señora nos dijo:
– No tengáis miedo. No os voy a hacer daño.
– ¿De dónde es Vd.? – le pregunté.
– Soy del Cielo.
– ¿Y qué es lo que Vd. quiere?
– Vengo a pediros que vengáis aquí seis meses seguidos, el día 13 a esta misma hora. Después os diré quién soy y lo que quiero. Después volveré aquí aún una séptima vez.
– Y yo, ¿también voy al Cielo?
– Sí, vas.
– Y, ¿Jacinta?
– También.
– Y ¿Francisco? – También; pero tiene que rezar muchos Rosarios.
Entonces me acordé de preguntar por dos muchachas que habían muerto hacía poco. Eran amigas mías e iban a mi casa a aprender a tejer con mi hermana mayor.
– ¿María de las Nieves ya está en el Cielo?
– Sí, está. (Me parece que debía de tener unos dieciséis años).
– Y, ¿Amelia?
– Estará en el Purgatorio hasta el fin del mundo. (Me parece que debía de tener de dieciocho a veinte años).
–¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que El quisiera enviaros, en acto de desagravio por los pecados con que es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores?
– Sí, queremos.
– Tendréis, pues, mucho que sufrir, pero la gracia de Dios será vuestra fortaleza.
Fue al pronunciar estas últimas palabras (la gracia de Dios, etc.) cuando abrió por primera vez las manos comunicándonos una luz tan intensa como un reflejo que de ellas se irradiaba, que nos penetraba en el pecho y en lo más íntimo del alma, haciéndonos ver a nosotros mismos en Dios que era esa luz, más claramente que nos vemos en el mejor de los espejos. Entonces por un impulso íntimo, también comunicado, caímos de rodillas y repetíamos íntimamente: «Oh Santísima Trinidad, yo Os adoro. Dios mío, Dios mío, yo Os amo en el Santísimo Sacramento».
Pasados los primeros momentos, Nuestra Señora añadió:
– Rezad el Rosario todos los días, para alcanzar la paz para el mundo y el fin de la guerra. En seguida comenzó a elevarse suavemente, subiendo en dirección al naciente, hasta desaparecer en la inmensidad de la lejanía. La luz que la rodeaba iba como abriendo camino en la bóveda de los astros, motivo por el cual alguna vez dijimos que habíamos visto abrirse el Cielo”[8].
Identificadas estas cuatro partes, podemos relacionarlas con el Evangelio de hoy.
Frente a la perturbación de los discípulos / miedo de los pastorcitos escuchamos las consoladoras palabras:
“1. No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí.”
“Como diciendo: Es consecuente que si creéis en Dios, creáis también en mí; cosa que no sería consecuente si Cristo no fuese Dios. Teméis la muerte para esta forma del siervo. No se turbe vuestro corazón; la forma de Dios resucitará aquella forma”[9].
“La fe que tenéis en mí y en mi Padre que me engendró, es más potente que todos los acontecimientos que sobrevengan”[10].
En la segunda parte, cuando Lucía pregunta si van a ir al cielo, es como si Cristo respondiera: “2. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar”. “3. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros”.
“Con esto salen de su turbación, seguros y confiados de que después de las tentaciones permanecerían en Dios con Cristo. Porque aunque uno sea más valeroso, más sabio, más justo y más santo que otro, ninguno será desterrado de aquella casa, donde cada uno hallará hospedaje en proporción a sus méritos. Las muchas mansiones significan las diversas dignidades de los méritos en la vida eterna”[11].
Del mismo modo que los discípulos, Sor Lucía no puede seguirla al cielo ahora. Jacinta y Francisco sí, Pero Lucía no… Ella misma escribe: “Nuestra Señora dijo que tendríamos que sufrir mucho. No me importa; sufro todo cuanto ella quiera. Lo que yo quiero es ir al Cielo”.
En tercer lugar escuchamos: “Y adonde yo voy sabéis el camino”. Y allí podemos encontrar la respuesta a la pregunta “¿cómo podemos saber el camino?” la misma Virgen invita a los pequeños pastorcitos a seguir un camino muy particular: “¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que El quisiera enviaros, en acto de desagravio por los pecados con que es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores?”.
El camino presentado por la Virgen no es otra cosa que el asociarse a la cruz de Nuestro Señor que vemos en el contexto del capítulo 14 de San Juan, después de la Última Cena. Él se prepara para “soportar todos los sufrimientos en desagravio por los pecados con los que Él mismo como Dios es ofendido”.
Con cuánta inocencia y profundidad entendieron los pastorcitos la importancia y necesidad de sacrificarse por los demás, por lo cual no dejaban pasar oportunidad para ofrecer oraciones y hacer penitencia.
Es Voluntad de Dios nuestro Padre, que también nosotros –como los santos pastorcitos– cooperemos a que la única y sobreabundante Redención obrada por Cristo en el Calvario sea aplicada a todos los hombres, particularmente a los de nuestro tiempo, a nuestros contemporáneos de todas las culturas. “Entonces, ¿tú no quieres ofrecer este sacrificio por la conversión de los pecadores?”[12] nos pregunta también hoy a nosotros Lucía.
Es parte de nuestra espiritualidad el “aprender a completar lo que falta a la Pasión de Cristo con una reparación afectiva –por la oración y el amor–, efectiva –cumplimiento de los deberes de estado, apostolado, … y aflictiva –el sufrimiento santificado–, en provecho de sí mismo y de todo el Cuerpo místico”[13].
En cuarto lugar, por fin, la revelación del misterio. A medida que las manos de la Virgen se abren, ahora sí, luz abundante en el alma que pasa a conocer lo incomprensible en una experiencia mística que hace arder nuestra voluntad a mover nuestro entendimiento de manera perfecta a desear el sumo bien. Lo dice Jesús: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí” (Jn 14,6).
“Como diciendo: ¿Por dónde quieres ir? Yo soy el camino. ¿A dónde quieres ir? Yo soy la verdad. ¿En dónde quieres permanecer? Yo soy la vida. Todo hombre comprende la verdad y la vida, pero no todos encuentran el camino. Hasta los mismos filósofos del mundo vieron que Dios es la vida eterna, y que es la verdad digna de saberse. Mas el Verbo de Dios, que con el Padre es verdad y vida, se hizo el camino tomando la humanidad. Camina por esta humanidad para llegar a Dios, porque preferible es tropezar en este camino, a marchar fuera de la vía recta”[14].
“Y por eso por un impulso íntimo, también comunicado, como manera de “abrazar con amor de Madre y de Sierva del Señor a este mundo humano nuestro” caímos de rodillas y repetíamos íntimamente: «Oh Santísima Trinidad, yo Os adoro. Dios mío, Dios mío, yo Os amo en el Santísimo Sacramento»”[15].
- Enseña el Catecismo que “La Iglesia ofrece el Sacrificio Eucarístico en comunión con la Santísima Virgen María y haciendo memoria de ella, así como de todos los santos y santas. En la Eucaristía, la Iglesia, con María, está como al pie de la cruz, unida a la ofrenda y a la intercesión de Cristo”[16].
- Por ser acción de Cristo y de la Iglesia es también de María Santísima, pues Ella “Tiene una gran intimidad, tanto con Cristo como con la Iglesia, es inseparable de uno y de otra. Está unida, pues, a ellos, en lo que constituye la esencia misma de la liturgia: la celebración sacramental de la salvación para gloria de Dios y santificación del hombre. María está presente en el memorial -la acción litúrgica- porque estuvo presente en el acontecimiento salvífico”[17].
Aquella luz que irradiaba la “Señora, vestida toda de blanco, más brillante que el sol”, “con el corazón en la mano”[18] continúa iluminando “nuestro tiempo” e indicándonos el camino: “Puesto que la Eucaristía es misterio de fe, que supera de tal manera nuestro entendimiento que nos obliga al más puro abandono a la palabra de Dios, nadie como María puede ser apoyo y guía en una actitud como ésta”[19].
CONCLUSIÓN
Por tanto, este 105 aniversario de la primera aparición de la Madre de Dios en Fátima es para nosotros una invitación a renovar nuestra pertenencia y confianza en el Verbo Encarnado por la protección y auxilio de la Virgen Santísima.
Que ella continúe a iluminarnos con esa luz maravillosa de sus manos para que ninguna de las perturbaciones del mundo nos impida desear ardientemente las moradas eternas, sabiendo que las alcanzaremos por el camino que eligió Jesus y que los pastorcitos supieron seguir con gran coraje y por eso hoy gozan ellos de la revelación total del misterio.
A Ella le pertenecemos en “materna esclavitud de amor”[20] y de Ella confiamos obtener la “ayuda imprescindible para la ardua tarea de prolongar la Encarnación en todas las cosas”[21].
[1] Cf. Mons. A. Marto, Fátima e a modernidade. Profecia e Escatologia, 7. La frase es del escritor francés Paul Claudel.
[2] L. Gonzaga Da Fonseca, Le meraviglie di Fatima, 5.
[3] Cf. San Juan Pablo II, Alocución en Fátima, 13 de mayo de 1982.
[4] S. De Fiores, Il segreto di Fatima, 22.
[5] Mensaje para la Jornada Mundial del Enfermo, 11 de febrero de 1997, 1.
[6] Al término del Año Santo de la Redención.
[7] San Juan Pablo II, Acto de Consagración del mundo al Inmaculado Corazón, 25 de marzo de 1984; cf. En la Jornada Jubilar de las Familias, el Papa consagra a los hombres y las naciones a la Virgen, en Insegnamenti di Giovanni Paolo II, VII, 1, Città del Vaticano 1984, 775-777.
[8] Memorias de la Hermana Lucía.
[9] San Agustín.
[10] San Juan Crisóstomo.
[11] San Agustín.
[12] Memorias de la Hermana Lucía, Primera Memoria, I, 12.
[13] Directorio de Espiritualidad, 169.
[14] San Agustín.
[15] Memorias de la Hermana Lucía.
[16] Catecismo de la Iglesia Católica, 1370.
[17] San Juan Pablo II, Alocución dominical del 19 de febrero de 1984, 2-3, L’Osservatore Romano, 8 (1984) 93.
[18] Memorias de la Hermana Lucía, Cuarta Memoria, II, 3.
[19] San Juan Pablo II, Carta encíclica Ecclesia de Eucharistia, 54.
[20] Constituciones, 83.
[21] Cf. Constituciones, 17.
Acción de Gracias del P. Volodymir Rudyi, IVE, neo-sacerdote
El 14 de mayo recibió el orden del Presbiterado el diácono Volodymir Rudyi, hijo de nuestra hermana Maria Prosfora Chysta. En su primera Misa en el Seminario Mayor en Italia, pronunció estas palabras de acción de gracias que luego le pedimos que repitiera en la primera Misa que celebró en la Procura Generalicia en Roma, el pasado 27 de mayo y que ofrecemos traducida del italiano porque creemos que puede ser de mucho provecho su lectura.
Ad laudem Dei e ad beatae Virginis Mariae honorem
Creo que todo nuevo sacerdote se encuentra con cierta dificultad a la hora de preparar su acción de gracias para la Primera Misa. Al encontrarme en esta dificultad, recordé lo que siempre nos enseñaron en el seminario: para dar mayor gloria a Dios hay que hacerlo todo a través de María. Por eso en mi acción de gracias quiero dirigirme a la Divina Madre porque Ella misma da gracias a su Divino Hijo.
Celestial Señora y Madre nuestra, consciente de tantos beneficios recibidos de tu Divino Hijo, te dirijo hoy, en esta Primera Misa, mi humilde acción de gracias para que la presentes a tu Hijo y a Nuestro Señor, dando mayor gloria a la Santísima Trinidad.
- El don de la vida
Reina y Madre nuestra, te agradezco el regalo de mi vida. El Señor Dios, en su misericordia, concedió que yo naciera en este tiempo y desde el principio me has amado con un amor de predilección, protegiendo mi vida. Te doy las gracias por haber elegido para mí mi querido país, Ucrania, que tiene una profunda fe y un amor especial por Ti. Haz, Señora, que el pueblo que siempre te ha invocado, reciba hoy de tus manos la gracia de la conversión y de la paz.
- El don de la Familia
Purísima Virgen María, te doy gracias por mis padres. En primer lugar por mi madre. Con preferencia me has preparado la devota, humilde y amorosa madre de tu Hijo. A través de ella, me enseñaste a rezar, a ir a Misa, a rezar el Santo Rosario y a amarte como a mi Madre celestial. Cómo no voy a estar agradecido por tener una Madre santa, purísima e inmaculada, que eres Tú, y la otra que quiere imitarte con sus votos profesados de castidad, obediencia y pobreza. Te ruego, Señora, que le alcances de tu Hijo la gracia de la perseverancia en su vocación y la perseverancia final, para que un día pueda gozar en el Paraíso de los frutos de sus sacrificios.
Te doy las gracias por mi padre. Me has dado un padre que, aún estando lejos, siempre estuvo cercano a mí y me apoyó en mi vocación religiosa y sacerdotal. Concédele, oh Divina Madre, la gracia de la verdadera fe y el amor a Nuestro Señor Jesucristo.
Virgen Clemente, gracias por todos mis familiares y parientes que con dedicación, en medio de tantas preocupaciones, nunca se olvidaron de rezar por mí y de educarme en la fe católica con el ejemplo de vida.
- El don de la Vocación
Madre del Amor Hermoso, Abismo de gracias y poderosa mediadora entre Dios y los hombres, me has guiado siempre en mi vida preparándome para que un día pudiese responder a la llamada de Tu Hijo, por eso expreso mi profunda gratitud a Ti por el don de mi vocación. Siempre he visto la señal indeleble de tu mano que me trajo a Nuestra Querida Congregación, que te tiene a Ti en su corazón como su Reina y Madre. Gracias por este regalo, gracias por nuestro Fundador, gracias por nuestro Carisma. Límpida Concepción de Luján, Paraíso de la Encarnación, bendice nuestro Instituto y consérvalo porque “si Tú nos guardas, nada perderemos; si Tú nos apoyas, no caeremos; si Tú nos proteges, estaremos a salvo de nuestros enemigos”.
Santísima Señora María, reconozco y doy gracias por el humilde y difícil trabajo de nuestros Misioneros en Ucrania. Gracias, porque siempre les has apoyado y animado. Bajo su guía he discernido mi vocación. Madre de Dios, pide a tu Hijo para ellos la gracia de la fidelidad al Instituto para que hasta el final sean verdaderos dispensadores de las Divinas Misericordias.
De manera especial te agradezco por mi primer superior en el seminario menor, el P. Pedro, pues a través de él aprendí el Carisma de Nuestro Instituto y especialmente el amor a Ti como mi Madre, Señora y Protectora. Sacratísima Reina, te pido que hagas de él un santo sacerdote y tu devoto hijo.
- El don de la Formación en el Seminario
Amabilísima Reina y Señora María, así como en tu Santa Casa de Nazaret, Jesucristo nuestro Señor creció y se preparó para la vida pública bajo tu guía y protección, así preparaste para mí mi Nazaret, aquí en Montefiascone, donde me formé, bajo tu guía, para ser hoy un “alter Christus”. Gracias, oh Virgen Inmaculada, por todas las gracias que he recibido en el Seminario durante estos años. Gracias por mi primer Rector, el P. Ricardo Clarey, mi formador, Rector y hoy Provincial, el P. Andrés, que siempre nos dio ejemplo de sacerdote esencialmente mariano. Te agradezco por el P. Antonio, hoy Provincial en Ucrania, quien antes fue mi Formador, gracias por su firmeza y claridad en los principios de la vida religiosa y sacerdotal, no vacilando en los propósitos hechos. Te agradezco por mi primer compañero, luego formador y hoy Director Espiritual -el P. Jesús-. Por medio de él, Virgen Purísima, me mostraste un ejemplo de sacerdote dedicado a la oración y luego un celoso apóstol. Gracias por el P. Tomás, mi último Rector del Seminario, por su ejemplo de verdadera dedicación a sus hijos y de enorme caridad hacia todos nosotros. Gracias por todos mis Formadores, por todos los Profesores, por todos los Padres de Nuestra Congregación porque fue de ellos y sólo de ellos que pude entender Nuestro Carisma. Te ruego, Señora, que obtengas de tu Hijo, para todos ellos, las gracias que necesitan y les ayudes a llevar cada día la Cruz que tu Hijo les ha preparado para su santificación.
Madre purísima, te doy las gracias por mis compañeros, los diáconos Elton, Malte y Paul. Obtén para ellos la gracia de la perseverancia en su vocación religiosa y sacerdotal en nuestro Instituto.
Excelentísima Señora, puerta feliz del Cielo, te doy las gracias, además de por mis compañeros de curso, por todos mis compañeros en el Seminario. Ellos me han ayudado, apoyado y fortalecido en mi vocación de numerosas maneras. Ya sea por sus buenos ejemplos, sus virtudes, sus oraciones, sus actos de caridad, sus palabras de aliento, su ayuda generosa, pero sobre todo por el ejemplo de su perseverancia. Te agradezco todo esto mi hermosa Señora, y te suplico que todos mis hermanos lleguen a la meta que la Santísima Trinidad ha pensado para ellos.
Madre de la Esperanza, quiero darte las gracias por un regalo especial que me has concedido: el regalo de la amistad. Reconozco, cuántos beneficios he recibido y cuántas gracias he obtenido de Ti a través de mis amigos. Concede, Señor, que junto con los amigos que me has dado, el P. Esko y el seminarista Francisco, podamos alcanzar el fin para el que hemos sido creados: la amistad eterna con Cristo tu Hijo.
- El don de la Familia Religiosa
Nuestra Señora de Luján, omnipotencia suplicante: has querido que nuestra Congregación sea una verdadera familia formada por numerosos miembros, entre quienes están las Servidoras. Te agradezco, mi Señora, todo el bien que me han hecho tanto visible como invisiblemente. Pienso en las muchas oraciones que elevan diariamente a la Divina Majestad por los sacerdotes, los seminaristas y todos los religiosos de nuestra pequeña familia. También pienso en los buenos ejemplos, en su apostolado y en todas las cosas que hacen y que sólo Tú conoces. Recompénsalas, oh Madre del Salvador, por todo el bien que han hecho, y guárdalas bajo tu manto materno.
Rosa Mística, durante mis años de formación quisiste que ayudara en el apostolado con las Voces del Verbo. Ellos han sido para mí un ejemplo por su caridad, su amor al sacerdocio y su amor y celo por la Verdad. Soberana Princesa del Cielo haz que sigan por el buen camino y que den siempre razón de la esperanza que hay en nosotros.
- Conclusión
Querida Madre y Celestial Señora delante de tantos beneficios tuyos, me inclino ante Ti para darte gracias. Mis manos están vacías y soy incapaz de pagarte todo lo que la Divina Majestad me ha concedido a través tuyo. Por eso, hoy, como regalo de mi acción de gracias, renuevo mi total consagración a Ti, te confío todo mi sacerdocio, todas las almas que encontraré, te confío todo lo que tengo y soy, reconociéndote como única Señora y Soberana de mi vida. Madre de la Esperanza, que permaneciste “de pie al pie de la Cruz”, acógeme a mí, tu hijo, para que nunca traicione a la Iglesia, al Instituto y al misterio sacerdotal; sino que permanezca fiel a lo que he profesado con mis votos. A ti, Madre Santísima, te entrego mi espíritu.
Totus tuus ego sum, Maria!