Roma, 3 de mayo de 2022
Fiesta de los Santos Apóstoles Santiago y Felipe
Día del Cristo de la Quebrada y de la Gracia Fundacional
Aniversarios de las Servidoras
El pasado 1 de abril se cumplieron 5 años de la fundación de la Comunidad “Sierva de Dios Hermana Lucía Do Santos” en Pontevedra, España. La hermanas tuvieron la Santa Misa en el Santuario dedicado al Corazón Inmaculado de María, pues fue en una pequeña celda de este bendito lugar en donde la Virgen María se le apareció a Sor Lucía, por aquel entonces religiosa Dorotea, para revelarle las Promesas de los 5 sábados ofrecidos en sufragio por las ofensas cometidas contra su Inmaculado Corazón. Las hermanas viven en el mismo Convento en el que vivió la Pastorcita y atienden su santuario. La Santa Misa fue presidida por el P. Álvaro Huancollo y concelebrada por el P. Juan Manuel Ávila, ambos sacerdotes del IVE misioneros en la vecina ciudad de Santiago de Compostela.
Santa Misa en el Santuario de la Virgen.
El día 24 de abril las hermanas de Albania junto a los Sacerdotes del IVE festejaron los 20 años de fundación, que se habían cumplido el 8 de diciembre del año pasado. La Santa Misa fue presidida por el Obispo de Lezha, Monseñor Ottavio Vitale, en la Catedral “San Nicolás”. Concelebraron los Padres Andrés Bonello –superior provincial del IVE–, Tomás Bonello, Carlos Pereira y Miguel Pertini, que viajaron desde Italia y los padres Carlos Calero y Sergio Pérez, misioneros en Albania, además de numerosos sacerdotes de la diócesis y de otras partes del país.
Viajaron desde Italia para la ocasión la M. María Corredentora –superiora general–, la M. Mary Mother of Mercy –consejera general–, la M. María Virgen Blanca –superiora provincial–, las Madres María Clara Esperanza y María Madre de la Evangelización, las hermanas Maria Shpresa e të Krecsteve, Maria Drita e Martirëve (de origen albanés) y 5 estudiantes junto con algunas familias bienhechoras. Estuvieron presentes también numerosas Servidoras misoneras en Albania.
Consagración a la Virgen de todos los misioneros de la Familia Religiosa en Albania.
Niñas del hogar de Albania bailando una danza típica.
EL 28 de abril, la Comunidad “Santa Catalina de Ricci” de Prato, Italia, cumplió 20 años de fundación. Las hermanas tuvieron la Santa Misa en la misma Catedral en la que hacen apostolado, en la Capilla de la “Madonna del Sacro Cingolo”, donde se custodia la reliquia del cinto de la Virgen. La ceremonia fue presidida por el Obispo, Mons. Giovanni Nerbini. Concelebraron los padres del IVE presentes en Prato, Damiano Grecu y Giacomo Muccia. También concelebraron otros sacerdotes de la diócesis: los Padres Luciano Pelagatti -párroco de la catedral-, Marco Pratesi y Giuseppe Abeti.
Estuvieron presentes para la ocasión la M. María Orante –consejera general–, las madres María Virgen Blanca y M. Siluva –superiora y secretaria provincial respectivamente–, junto a benefactores, terciarios y amigos de Prato.
Capilla de la “Madonna del Sacro Cingolo”.
Este mismo día 28 de abril el Aspirantado “Santa Jacinta Marto” de Ciudad del Este, Paraguay, cumplió 5 años de fundación. La Santa Misa de acción de gracias y los festejos posteriores fueron realizados con simplicidad pero en un clima de gran alegría y de gratitud por tantos beneficios recibidos durante estos primeros años de fundación.
De izquierda a derecha: M. Maria Virgem Solicita, hermanas María Virgen de Itapé y
María Lirio de San José, M. María del Dulce Cristo y hermana María de Pucaraní, junto a las aspirantes.
Cambio de nombre y Primeras profesiones de votos de las Servidoras
El 29 de abril, día de Santa Catalina de Siena, en nuestra misión en Tanzania, dos postulantes recibieron sus nuevos nombres de María:
– Maria Hazina ya Mungu (Tesoro de Dios);
– Maria Mama wa Shauri Jema (Madre del Buen Consejo)
De izquierda a derecha: M. Mary Our Lady of the Blessed Sacrament, P. Diego Cano, Maria Hazina ya Mungu, Maria Mama wa Shauri Jema, M. Marie Protectrice de la Foi.
Ese mismo día de Santa Catalina, 17 novicias de Argentina hicieron sus votos, 2 de ellas son contemplativas. La ceremonia fue en la Iglesia “Nuestra Señora de los Dolores” y fue presidida por el P. Gabriel Zapata, concelebrada por el P. Gonzalo Gelonch –consejero espiritual del Estudiantado– y otros sacerdotes del IVE. Además este año se festejaron los 30 años de aniversario de fundación del Estudiantado, por lo que estuvieron presentes todas las hermanas de la Provincia. La fiesta fue en el Colegio “Isabel La Católica”. Es un motivo de inmensa acción de gracias la celebración de este importante aniversario de fundación de esta Casa de formación de la que han salido tantas misioneras y contemplativas que hoy están sembrando la Buena Noticia en las distintas misiones del Instituto en numerosos países. Nos unimos a esta acción de gracias y rezamos para que siempre sea un lugar en el que se forjen misioneras enamoradas de Cristo y celosas por la salvación de las almas.
Hermanas Neo profesas junto a la M. María del Magníficat –superiora del Estudiantado–
y M. Maria Bonne Meré –superiora provincial–.
El mismo día, 21 hermanas realizaron sus primeras profesiones en Brasil, 8 contemplativas del Estudiantado “Santa Gianna Beretta Molla” y 13 apostólicas del Estudiantado “Santa Gemma Galgani”. La Santa Misa se celebró en la Capilla “Inmaculado Corazón de María” del Convento en San Pablo, en donde presidió el P. Emanuel Martelli –superior provincial del IVE–. También en esta ocasión se festejaron los 20 años del Estudiantado “Santa Gemma Galgani” en Brasil.
Las Neo-profesas junto a los sacerdotes del IVE y a las Madres Maria Divna Graça –superiora provincial–,
Maria Sponsa Spiritu Sancti –superiora del Estudiantado apostólico– y Maria da Expectação –maestra de novicias–.
Homilía del P. Diego Pombo, IVE, con ocasión de la Fiesta de Santa Catalina de Siena, Patrona de Italia y de Europa, en la Santa Misa celebrada en la Capilla de la Procura Generalicia de las Servidoras en Roma
Hoy celebramos a Santa Catalina de Siena en quien, por misteriosos designios, Dios unió la contemplación de Cristo crucificado y el servicio de la Iglesia. Unió a la contemplación una intensa actividad dirigida a la conversión de los hombres, especialmente a los hombres de la Iglesia, y a establecer la paz en la Iglesia y en la sociedad.
No solo es santa, sino que también es patrona de Europa y doctora de la Iglesia. No solo su vida es ejemplar, sino que también su doctrina es eminente, llena de sabiduría que ha aleccionado al mundo, y por eso fue declarada doctora. No hay muchos doctores en la Iglesia, solo 35, de los cuales 4 son mujeres. Una de ella es Santa Catalina, con la particularidad, como saben, de que ella no sabía leer ni escribir. Por eso ella trasmite una sabiduría que no puede tener otra fuente que el Espíritu Santo.
Conocemos su vida. Simplemente voy a destacar lo que dijo Juan Pablo II en una homilía en San Pedro el 29 de abril de 1980 al celebrarse el VI centenario de la muerte de Santa Catalina. El Papa destacaba lo que es capaz de hacer el hombre cuando es totalmente transformado por la gracia. Estamos en tiempo de Pascua y hemos celebrado y meditado el misterio de la Resurrección de Cristo, que es también nuestra resurrección, es un resurgir, un renacer a una vida totalmente nueva, por la gracia. Y la vida de los santos, y especialmente de Santa Catalina, son ejemplos vivos de la fuerza transformadora de la gracia.
Decía el Papa:
«Nosotros miramos hoy a Santa Catalina ante todo para admirar en ella lo que inmediatamente impresionaba a cuantos se la acercaron: la extraordinaria riqueza de humanidad, que nada ofuscó, sino que más bien aumentó y perfeccionó la gracia, que hacía de ella casi una imagen viviente de ese auténtico y sano “humanismo” cristiano, cuya ley fundamental fue formulada por el hermano y maestro de Catalina, Santo Tomás de Aquino, con el conocido aforisma: “La gracia no suprime a la naturaleza, sino que la supone y perfecciona”[1]. El hombre de dimensiones completas es aquel que se realiza en la gracia de Cristo».
Más adelante, afirmando que la naturaleza salió de las manos del Creador, dice: «una naturaleza buena en sí, y por lo tanto sanable en sus debilidades y perfectible en sus dotes, llamada a recibir eso “de más” que la hace partícipe de la naturaleza divina y de la “vida eterna”. Cuando este elemento sobrenatural se injerta en el hombre y puede actuar allí con toda su fuerza, se tiene el prodigio de la “nueva creatura”, que en su altura trascendente no anula, sino que hace más rico, más denso, más sólido lo que es simplemente humano.
Así nuestra Santa, en su naturaleza de mujer dotada abundantemente de fantasía, de intuición, de sensibilidad, de vigor volitivo y operativo, de capacidad y de fuerza comunicativa, de disponibilidad a la entrega de sí y al servicio, se transfigura, pero no empobrecida, en la luz de Cristo que la llama a ser su esposa y a identificarse místicamente con Él en la profundidad del “conocimiento interior”, como también a comprometerse en la acción caritativa, social e incluso política, en medio de grandes y pequeños, de ricos y pobres, de doctos e ignorantes. Y ella, casi analfabeta, es capaz de hacerse oír, y leer, y ser tenida en cuenta por gobernadores de ciudades y de reinos, por príncipes y prelados de la Iglesia, por monjes y teólogos, muchos de los cuales la veneraban incluso como “maestra” y “madre”.
Es una mujer prodigiosa, que en esa segunda mitad del siglo XIV muestra en sí de lo que es capaz una criatura humana –insisto–, una mujer hija de humildes tintoreros, cuando sabe escuchar la voz del único Pastor y Maestro, y nutrirse en la mesa del Esposo divino, al que, como “virgen prudente”, ha consagrado generosamente su vida.
Se trata de una obra maestra de la gracia renovadora y elevadora de la criatura hasta la perfección de la santidad, que es también realización plena de los valores fundamentales de la humanidad»[2].
Escuchamos en la primera lectura las palabras de San Juan: “escribo estas cosas para que no pequéis” (1 Jn 2, 1); esta fue la misión de Santa Catalina: habiendo sido transformada por la gracia, ofreció su vida en la oración y en la acción para que los hombres no pequen.
Es también nuestra misión como religiosos: ofrecer nuestra vida para la salvación de las almas. Primero tenemos que ser nosotros transformados por la fuerza de la gracia, para poder después trasmitir ese fuego que es el Espíritu Santo, como lo llamaba Santa Catalina; trasmitir el fuego del Espíritu a todos los hombres, para que los hombres no pequen, para que los pecadores se conviertan, para que todos se salven.
A ella, que fue mensajera de la paz y de la unidad en la Iglesia, le tenemos que pedir de modo especial hoy estas dos cosas: la paz en el mundo, la unidad en la Iglesia, unidad que hoy se ve particularmente amenazada.
[1] S. Th. I, q. 1, a. 8, ad 2.
[2] San Juan Pablo II, Homilía en la concelebración eucarística en el VI centenario de la muerte de Santa Catalina de Siena, Vaticano (20/04/1980).