Querida Familia Religiosa,
Como para todas las Servidoras en el mundo, el pasado 14 de septiembre fue un día para celebrar y agradecer a Dios. En nuestra Provincia “María Puerta de la Aurora” tuvimos motivo doble para festejar. Los votos perpetuos de la hermana María Foederis Arca y los 10 años de la fundación del Instituto en Holanda. La celebración fue en el Santuario “Onze Lieve Vrouw Ter Nood”, una de las misiones de las Servidoras en Holanda, donde actualmente vive la hermana Mara Foederis Arca. La Santa Misa fue presidida por Monseñor Punt, Obispo de la Diócesis de Haarlem –Ámsterdam. También estuvo presente el Obispo auxiliar, Monseñor Hendriks, el abad de la comunidad Benedictina en Egmond, Padre Mathijsen, los Padres Diego Pildaín y Mario Rojas del IVE y muchos sacerdotes concelebrantes.
Monseñor Punt se mostró muy feliz y en su homilía reflexionó acerca de cómo las vocaciones son un don de Dios, de Su infinita bondad y que florecen en todos lados. También agradeció la presencia de nuestra Congregación en Holanda, que por gracia de Dios ha cumplido sus primeros 10 años. En la Santa Misa estaban presentes la Madre Maria de Anima Christi, Superiora General de nuestro Instituto, la M. María de la Caridad, nuestra Superiora Provincial y todas las Servidoras misioneras en Holanda y Luxemburgo. Gracias a que todas las hermanas pudieron venir desde sus misiones, se pudo formar un lindo coro que solemnizó la ceremonia.
Luego de la Santa Misa celebrada en la Capilla grande del Santuario, nos dirigimos al convento para la recepción. Los invitados eran en su mayoría familiares y amigos de la neo profesa, y también amigos y benefactores del Instituto. Tuvimos un tiempo de encuentro y felicitaciones, muy animado y cordial. Luego el fogón con cantos internacionales y por supuesto no podía faltar la “torta de casamiento” aunque en esta oportunidad no tenía los clásicos “muñequitos” sino una “servidora de mazapán”.
La gente se fue muy feliz, nos saludaban y agradecían por toda la organización y el espíritu de familia que muchos de ellos experimentaban por primera vez. Hemos podido palpar una vez más el bien que se puede hacer a la gente solamente con el testimonio de la vida religiosa.
Agradecemos infinitamente a Dios por esta nueva esposa suya, y porque nos ha concedido poder misionar ya 10 años aquí. Y le pedimos ser siempre dóciles a su Voluntad, para poder así dar muchos frutos espirituales que redundarán en beneficio de la Iglesia y también de nuestra querida Congregación.
Misioneras en Holanda