Con ocasión de la bendición del icono de Burshtyn-=ámbar-(Ucrania)
en el Monasterio contemplativo de la Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará,
el 15 de marzo de 2011.
Hay tres grupos principales entre los íconos de la Santa Sofía, “Sabiduría Divina”: encontramos los íconos del tipo “Ángel”, como el de Novgorod, que se celebra el día de la Dormición; del tipo “Iglesia”, como el de Yaroslav; y del tipo “Virgen María”, como el de Kiev, que se celebra el día de la Natividad de la Virgen (probablemente desde los tiempos del Metropolitano Pedro Mohyla, primera mitad del siglo XII). En estos tres íconos de la Santa Sofía, “Sabiduría Divina”, vemos un pequeño iconostasio[1].
Según nos parece, en una mirada complexiva, en este ícono encontramos representadas claramente tres realidades:
1º. La Santísima Trinidad, a quien corresponde en plenitud la Sabiduría Divina;
2º. Nuestro Señor Jesucristo, plenitud de la Sabiduría Divina encarnada; y
3º. La Virgen María, en quien se encarnó la Sabiduría Divina.
1º. La Santísima Trinidad
En la parte superior del ícono, sobre la cornisa curva que está sobre las columnas, está Dios Padre que bendice – cuya bendición se refleja en los rayos -, de su boca salen las siguientes palabras: “Yo establecí firmemente sus columnas” (Ps 75, 4). Está Dios Hijo en el regazo de su Madre. Y Dios Espíritu Santo representado en forma de paloma, en una nube luminosa. Es decir, las Tres Divinas Personas de la Santísima Trinidad.
A cada lado de Dios Padre hay siete ángeles con alas abiertas que tienen en sus manos símbolos que representan el servicio que hacen a Dios.
Hacia la izquierda y desde el centro:
– Miguel: con una espada de llamas de fuego;
– Uraiil: con un rayo en la mano. Su nombre significa luz, es ángel de luz, que ilumina las inteligencias para conocer la verdad;
– Rafael: con bálsamo, que significa el que cura o sana, el arcángel cercano a los hombres para aliviarlos en su dolor y sufrimiento.
Hacia la derecha y desde el centro:
– Gabriel: con el lirio, es el que anuncia.
– Yehudiyil: con una corona, es uno de los siete arcángeles en la tradición oriental. Es representado con una corona y un látigo que simboliza la recompensa de las labores espirituales.
– Salafiyil:en posición de oración, es el que reza.
– Varahiyil: con flores en un pañuelo blanco, significa la bendición de Dios.
Las 7 columnas hacen referencia a los 7 dones del Espíritu Santo (Cf. Is 11, 1-2). Cada columna tiene tres inscripciones:
1) El nombre de los dones de Espíritu Santo;
2) Su imagen simbólica;
3)Untexto del Apocalipsis (que en la copia de Burshtyn falta).
De izquierda a derecha los siete dones: 1. Sabiduría, 2. Entendimiento, 3. Consejo, 4. Fortaleza, 5. Ciencia, 6. Piedad y 7. Temor de Dios.
1ª columna: don de Sabiduría, (libro cerrado). “…pero uno de los ancianos[2] me dice: ‘no llores; mira, ha triunfado el León de la tribu de Judá, el Retoño de David; Él podrá abrir el libro y sus siete sellos’” (Ap 5, 5).
2ª columna: don de Entendimiento, (candelabro de siete brazos). “Me volví a ver qué voz era la que me hablaba y al volverme, vi siete candeleros de oro, y en medio de los candeleros como a un Hijo de hombre…” (Ap 1, 12-13). “Los siete candeleros son las siete Iglesias…” (Ap 1, 20).
3ª columna: don de Consejo, (una piedra con siete ojos (cf. Zac 3, 9).San Efrén explica que siete ojos en una piedra son signo de la Iglesia abierta a los siete misterios).“Entonces vi, de pie, en medio del trono y de los cuatro Vivientes y de los Ancianos, un Cordero, como degollado; tenía siete cuernos[3] y siete ojos[4], que son los siete espíritus de Dios enviados a toda la tierra…” (Ap 5, 6).
4ª columna: don de Fortaleza, (siete cuernos, símbolo de poder). “Los siete ángeles[5] de las siete trompetas[6] se dispusieron a tocar…” (Ap 8, 6).
5ª columna: don de Ciencia, (siete estrellas y una mano). “La explicación del misterio de las siete estrellas que has visto en mi mano derecha es esta: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias…” (Ap1,20).
6ª columna: don de Piedad, (siete cálices). “Luego, uno de los cuatro Vivientes entregó a los siete ángeles siete copas de oro, llenas del furor de Dios…” (Ap 15, 7). “Entonces vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete últimas plagas y me habló diciendo: ‘ven, que te voy a mostrar a la Novia, a la Esposa del Cordero’” (Ap 21, 9).
7ª columna: don de Temor del Señor, (se distingue algo como flechas o fuego). “Y gritó con fuerte voz, como ruge el león. Y cuando gritó siete truenos hicieron oír su fragor” (Ap 10, 3).
En el ícono todo habla del Espíritu de Dios. Esto es, sobre todo, la belleza, que al no tener una dimensión pragmática inmediata, es una expresión de la gracia de Dios para el hombre. Pero el ícono también tiene la fuerza que genera belleza. Esto demuestra la perspectiva inversa en el espacio artístico del ícono, de la orientación de sus imágenes hacia fuera del ícono mismo. A esto corresponde también el movimiento del tiempo, que, como ha señalado Pavel Florensky, tiene en el ícono un sentido inverso, que fluye desde el futuro y el pasado a encontrarse con el presente.
2º. Jesucristo.
El Hijo de Dios, sentado sobre el manto de la Virgen, a la altura de su seno, bendice con su mano derecha y en la izquierda tiene la esfera terrestre, el orbe, como signo de potestad. Se encuentra en el centro del ícono.
La creación del mundo iconográfico de la Santa Sofía nos dirige ante todo a la comprensión de la esencia de la iconografía como una imagen o signo particular de la encarnación del Verbo en el mundo. El ícono es una creación testimonial. “El testimonio del mundo espiritual existe en las concepciones de toda la filosofía antigua. Esta es la razón por la cual los verdaderos teólogos y los auténticos pintores de íconos fueron igualmente llamados filósofos… La iconografía es metafísica, como la metafísica es una especie de iconografía de la palabra”, escribe Pavel Florenski.
El ícono es una creación testimonial, que une el mundo visible y el mundo trascendente, el mundo espiritual y el material, el mundo divino y el terrenal. El ícono tiene la fuerza del Espíritu divino salvador, encarnado en él, fuerza siempre sabia (textual “sofiana”) en su esencia, porque es la encarnación del Dios jamás visto, que a través de él proclama su amor por los hombres.
3º. La Santísima Virgen.
Su composición parece que surge de un ícono más modesto de la Iglesia patriarcal de Constantinopla, que representa a la Virgen con el Niño rodeada por los profetas, quienes sostienen una carta con la inscripción: “La sabiduría se construyó una casa”.
De acuerdo a la descripción del arcipreste Lebedintsev, el ícono de Kiev de Santa Sofía “retrata a la Santísima Virgen con los brazos en alto y el niño Jesús en su vientre”. El centro ideológico y artístico del ícono lo representa la Madre de Dios con su Hijo. La Santísima Virgen se encuentra debajo de siete columnas que a modo de pabellón o galería forman una media luna; la vemos de pie, sobre una nube, bajo la cual se observa un púlpito grande con siete escalones: deabajo hacia arriba se leen los nombres de cinco virtudes y dos estados: fe, esperanza, caridad, castidad, humildad, gracia, gloria. En el primer escalón de abajo, en el centro, dice:“Fe”,yhay una cita hacia uno y otro costado:“por las siete gradas se subirá a ella” (Cf. Ez 40, 22). A ambos lados de los escalones de ese púlpito se encuentran los primeros padres y los profetas con sus símbolos.
En la izquierda, de arriba hacia abajo:
Moisés (con las tablas de la ley),
Aarón (con el cetro),y
David (con el Arca de la Alianza).
En la derecha de arriba hacia abajo:
Isaías (con el pergamino de su profecía, Is 7, 14),
Jeremías (tiene un cetro),
Ezequiel (un arco con las puertas cerradas, Ez 44, 2-3, hace referencia a la Santísima Virgen), y
Daniel (tiene en sus manos una montaña. “Una piedra que se desprendió sin intervención de mano alguna… se convirtió en una montaña que llenó toda la tierra”, Dn 2, 34-35-45; se interpreta que la piedra es Jesucristo, y la montaña la Santísima Virgen).
Sobre la parte superior de las 7 columnas, en el capitel de estilo corintio, hay una inscripción: “La sabiduría se construyó una casa y se apoyó en las siete columnas” (Cf. Prov 9, 1). En este versículo se encuentra el gran tema del ícono.
El ícono de Santa Sofía de Kiev tiene claros rasgos occidentales. Data de finesdel siglo XVII. Se convirtió en símbolo de la Inmaculada Concepción. Esto último, debido a que probablemente en el siglo XII, en la liturgia del día de la Concepción de la Virgen, 8 de diciembre, se estableció la ‘lectura’ del libro de Proverbios 8, 22-32[7].En este pasaje podemos ver a la Sabiduría precisamente referida a Nuestra Señora: “el término final del eterno consejo”, término fisso d’eterno consiglio, en las palabras de Dante[8]. Es bien sabido cuán común era la visión católica de la Inmaculada Concepción de la Virgen María en Kiev en los teólogos del siglo XVII. La defiende y desarrolla Antonio Radivilovsky en su “Ogorodike Bohomateri” (edición de Chernigov, 1677). En un lugar central de este libro, muestra a “la Virgen rodeada de ángeles, con el cielo estrellado… [la cual] debe ser llamada, no sólo sin pecado mortal o incluso perdonado, sino que sin pecado original”. También, en el libro de Ianniky Halyatovskyi, “El Nuevo Cielo”.
Todo esto sugiere que el ícono kieviano de Santa Sofía no es otra cosa que una imagen de la Inmaculada Concepción. Es curioso que G. Skovoroda en uno de sus poemas, en relación a un ícono similar al de Kiev (de la “escuela teológica” en Kharkiv), se refiere expresamente a “una imagen de la concepción de la Santísima Madre de Dios” y concluye: “Cristo puso su morada en ti. Vosotros sed cómo una virgen pura: la sabiduría no habita en la pasiones”, (vivere in impuro corde Sophia nequit…)[9].
Estos íconos pueden ser considerados como la reconstrucción imaginativa de la interpretación de San Agustín a las palabras de la Escritura acerca de la Sabiduría: “Nosotros realmente conocemos la Sabiduría Divina, es decir, la Palabra eterna del Padre, que se creó en el vientre virginal una casa y añadió la Iglesia para el Cuerpo místico, como los miembros para la cabeza”.
En la misma liturgia de la Sofia de Nóvgorod, se dice: “el Templo de Sofia, la Sabiduría de Dios, es decir el vientre de la Santísima Madre de Dios”. La Virgen María es Templo de la Sabiduría, el primero de los templos de la Sofía, y por lo tanto no hay contradicción en que las solemnidades de los templos dedicados a Santa Sofía en la Rus coincidieran con las solemnidades marianas (la Natividad de la Virgen, en Kiev y la Dormición, en todas las otras iglesias dedicadas a Santa Sofía). Como señaló acertadamente un arqueólogo eclesiástico, el significado de tal coincidencia consiste en que en un caso se festeja la Navidad del templo de la Sabiduría, y en el otro “el paso de este templo terrenal al celestial”[10].
¡Qué la Virgen Santa Sofía, Sabiduría Divina, alcance de su Hijo Jesucristo, Sabiduría Divina encarnada, a todas las Hermanas -pasadas, presentes y futuras- de este Monasterio, la gracia de ser altera Maria, otras Marías, para gloria de la Trinidad Santísima, del mismo Jesucristo y de su casa, la Madre de Dios!
[1]N. D. Kovalchyk, “La concepción de la Sofía en la cultura cristiana”, publicación del Instituto de Filosofía “G. S. Skovoroda” de la Academía Nacional de Ciencias de Ucrania (traducido del ucraniano).
[2]Todo el cuerpo de los profetas, según Ticonio.
[3]Poder y fuerza.
[4]Son los dones del Espíritu Santo.
[5]Segadores.
[6]Palabras poderosas según Victorino de Petovio.
[7]“Yahvé me engendró, primicias de sus actos, con anterioridad a sus obras, desde siempre. Desde la eternidad fui constituida; desde los orígenes, antes que la tierra fuese. Antes que los abismos fui engendrada yo; antes que fuesen las fuentes de abundantes aguas. Antes que los montes fuesen cimentados, antes que los collados fui yo concebida; antes que hiciese la tierra, ni los campos, ni el polvo primero de la tierra. Cuando fundó los cielos, allí estaba yo; cuando puso una bóveda sobre la faz del abismo, cuando daba consistencia al cielo en lo alto, cuando daba fuerza a las fuentes del abismo; cuando fijó sus términos al mar para que las aguas no traspasasen sus linderos; cuando echó los cimientos de la tierra, estaba yo con El como arquitecto, siendo siempre su delicia, solazándome ante El en todo tiempo, recreándome en el orbe de la tierra, siendo mis delicias los hijos de los hombres, Oídme, pues, hijos míos; bienaventurado el que sigue mis caminos”.
[8]Paraíso,33, 3.
[9]Gregory Florovsky, “La devoción a la Sofía, Sabiduría Divina, en Bizancio y en la Rus’”, “Alfa y Omega” 4 (1995), 145-161 (traducido del ruso).
[10]Alexander Afanasief, El lenguaje del ícono., cap. VIII: “Sofía, la Sabiduría Divina” (traducido del ruso).