El día 2 de junio, primer viernes de mes dedicado al Sagrado Corazón falleció nuestra hermana María del Santo Niño, en Filipinas, habiendo recibido el Santo Viático y la indulgencia plenaria. La Santa Misa de funeral tuvo lugar el día 4 de junio en la Catedral de “San Sebastián”, en Lipa.
Para quienes aman a Dios, la muerte marca el comienzo de la vida en su máxima expresión, de la verdadera vida. El Apóstol Pablo escribe “…para mí, la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia” ( Fil 1,21 ), “es cierta esta afirmación: si hemos muerto con él, también viviremos con él” (2 Tm 2,11).
La Hna. María del Santo Niño oriunda de Filipinas, conoció nuestra Familia Religiosa a través de los Padres del IVE en Hong Kong, y en diciembre de 1999 ingresó al noviciado en los Estados Unidos para iniciar su formación religiosa. El 08 de diciembre de 2007 realizó los votos perpetuos. Misionó en los Estados Unidos, en Guyana, en Hong Kong y en Filipinas. En noviembre del 2020 se le diagnosticó cáncer. Sobrellevó su enfermedad de modo ejemplar, e hizo de ella un medio de apostolado para acercar las almas a Dios. Así con quienes sufrían como ella alguna enfermedad se esforzaba para animarlos y hacerlos crecer en la fe, también ofrecía todos sus sufrimientos por la Familia Religiosa y por todas las almas que se encomendaban a sus oraciones, dando ejemplo de alegría y de unión a la voluntad divina en medio de sus dolores cotidianos. Hasta el final demostró una gran devoción y amor a la Eucaristía, haciendo esfuerzos heroicos para mantener la atención durante la celebración de la misma cuando ya se encontraba próxima a la muerte.
Dice el Prefacio de difuntos, del Misal Romano: “La vida de los que en ti creemos, Señor, no termina, se transforma; y, al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una mansión eterna en el cielo”. Ciertas del amor misericordioso del Divino Esposo, confiamos que ella ya está gozando de la eterna bienaventuranza.
Encomendamos su alma a las oraciones de todos. Y damos gracias a Dios por el don de su vida y de su vocación para nuestro Instituto y para la Iglesia.