He combatido el buen combate, he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe (2 Tim 4, 7). Hoy podemos aplicar estas palabras de San Pablo a nuestra querida hermana María de la Natividad, de la Comunidad “Cristo de la Quebrada”, fallecida el 21 de mayo en el Hospital Central de San Luis, en donde desde hacía pocos meses ejercía su apostolado. Queremos mantener vivo el ejemplo de fidelidad que nos dejó esta Servidora, que pertenecía al grupo fundador de nuestro Instituto y que vivió con mucha intensidad y profundo amor el carisma de la Familia Religiosa del Verbo Encarnado. Sus años de religiosa fueron tal vez ese combate que fue fraguando su alma para prepararla al encuentro definitivo con el Esposo, en donde, también parafraseando al Apóstol esperamos que haya recibido la corona: Y desde ahora me aguarda la corona de la justicia que aquel Día me entregará el Señor, el justo Juez (v.8). Pues tenemos sobrados motivos para confiar que Dios ha querido coronar la entrega y la dedicación de esta fiel servidora suya que fue misionera en Argentina, Ecuador, Italia, España y Estados Unidos, dejando en todos los que la conocieron y trataron con ella, el recuerdo de la bondad que irradiaba y de la fe firme que supo conservar en su paso por esta tierra. Que Dios nos conceda también a cada una de sus servidoras vivir con fidelidad nuestra vocación para estar preparadas para el momento sublime de nuestras vidas, cuando encontraremos cara a cara a nuestro Creador y Señor.
M. Natividad en la Parroquia “Inmaculado Corazón de María” en Phoenix, Arizona