El pasado 02 de septiembre falleció en San Rafael, Argentina, nuestra hermana María del Silencio Silva habiendo recibido el sacramento de la unción de los enfermos. Su cuerpo fue velado en el Monasterio Santa Teresa de los Andes, comunidad a la que pertenecía. La Santa Misa de funeral tuvo lugar al día siguiente en la Iglesia Nuestra Señora de los Dolores. Su cuerpo reposa en el cementerio de la Familia Religiosa en San Rafael.
La Hna. María del Silencio nació el 21 de marzo de 1968 en Matará, Santiago del Estero, Argentina. Conoció a nuestra Familia Religiosa cuando los Padres del IVE llegaron a Suncho Corral en el año 1985. Ingresó a nuestro Instituto el 14 de febrero de 1990, donde ya había ingresado también su prima, Hna. María de Pompeya, y sería seguida tiempo después por su hermana María Madre del Verbo. El 15 de agosto de 1997 realizó los votos perpetuos en la Parroquia Nuestra Señora de los Dolores, en San Rafael.
En enero del año 1998 ingresó a la vida contemplativa en el monasterio de Argentina Santa Teresa de los Andes. Anteriormente había misionado en Arequipa, Perú, y en el Colegio Isabel la Católica, en San Rafael.
En el año 2001 fue destinada al Monasterio Madonna Santissima delle Grazie, en Velletri, Italia, donde permaneció hasta el año 2008, cuando tuvo que regresar a Argentina para asistir a su madre hasta su muerte el día 14 de septiembre de ese mismo año. Posteriormente asistió también a su padre, durante cuatro años, hasta que falleció en diciembre de 2022.
Cuando regresó al monasterio, en enero de 2023, estaba delicada de salud por lo que realizó algunas consultas médicas y se le diagnosticó artritis reumatoide. Durante enero del 2024 realizó su cuarto ejercicio espiritual de mes. Posteriormente durante los meses de junio y julio, pidió llevar un tiempo de vida más solitaria en el monasterio, con un horario especial, donde tenía más tiempo de oración y de trabajo manual.
El día 20 de agosto tuvo que ser hospitalizada en el Hospital Teodoro J. Schestakow, a causa de una neumonía bilateral. El día 22 fue ingresada a terapia intensiva, y luego de diez días falleció, el 02 de septiembre.
La Hna. María del Silencio tenía un gran amor a nuestra Familia Religiosa, rezaba muy especialmente por los sacerdotes, se interesaba mucho por las misiones y sus actividades apostólicas. Y tenía un gran afecto a nuestro padre Fundador.
Junto a una vida de silencio, mortificación y caridad, destacaba en ella su gran devoción y amor al Sagrado Corazón, a la Santísima Virgen, en la advocación de Nuestra Señora de los Dolores, y a Jesús Eucaristía, al que dedicaba frecuentes visitas y tiempos extras de oración ante el tabernáculo.
Podrimos aplicar las palabras de nuestro Fundador a su vida “el gozo nupcial del alma consagrada a Dios y su fidelidad tienen que acreditarse en medio de combates abiertos y escondidos, y en lo cotidiano de la vida religiosa. El esposo elegido por ella es el Cordero que fue puesto a muerte. Si ella quiere entrar con Él en la gloria celestial, tiene que dejarse clavar ella misma en su Cruz”, Servidoras III, p. 58.
La Hna. María del Silencio bien puede presentarse ante la Virgen que tanto amó y decirle: “Aquí hay una Servidora tuya, del título de Matará. Quiero continuar sirviéndote durante toda la eternidad”, Servidoras III, p. 125.
Que Dios Padre Providente, como a ella le gustaba repetir, la reciba con los brazos abiertos en su seno.