Estamos celebrando Santa Catalina de Siena, estamos celebrando los primeros votos de dos hermanas, estamos celebrando… vivimos celebrando … herencia del homo festivus…
Santa Catalina de Siena, santa, patrona de Europa y doctora de la Iglesia.
Esto quiere decir que no se trata solo de una vida ejemplar, sino también de una doctora eminente, llena de sabiduría que ha iluminado el mundo con sus enseñanzas, y es por eso que fue declarada doctora de la Iglesia. No hay muchos doctores de la Iglesia, solo 35, de los cuales 4 son mujeres. Una de estas es Santa Catalina, con la particularidad, como ustedes saben, que no sabía ni leer ni escribir. Por esto transmite una sabiduría que no puede tener otra fuente que el Espíritu Santo.
Tenemos por lo tanto estos tres aspectos de la vida de Santa Catalina: santa, patrona de Europa, doctora de la Iglesia.
Me detengo brevemente en cada uno de estos aspectos.
- Catalina de Siena, santa: fue canonizada por un papa de Siena, Pio II en el año 1461.
Era de Corsignano, provincia de Siena, a 15 km de la ciudad de Siena.
¿Y por qué fue canonizada? Porque la gracia triunfó en ella. Juan Pablo II en su homilía con ocasión del 6° centenario de la muerte de Santa Catalina decía: «Admiramos en ella lo que impresionaba inmediatamente a quienes se le acercaban: la extraordinaria riqueza de su humanidad, en modo alguno empañada, sino más bien realzada y perfeccionada por la gracia».
Y continúa: «Cuando este elemento sobrenatural se injerta en el hombre y puede actuar en él con toda su fuerza, tenemos el prodigio de la “nueva criatura”, que en su elevación trascendente no anula, sino que hace más rico, más denso, más firme todo lo que es auténticamente humano».
«Así nuestra santa, en su naturaleza de mujer ampliamente dotada de imaginación, intuición, sensibilidad, vigor volitivo y operativo, habilidad y poder comunicativo, de disponibilidad para la entrega y el servicio, se transfigura a la luz de Cristo que la llama a ser su esposa y (…) también a comprometerse en la acción caritativa, social e incluso política… Y ella, casi analfabeta, se hace capaz de ser escuchada, y leída, y tenida en consideración por gobernantes de ciudades y reinos, por príncipes y prelados de la Iglesia, por monjes y teólogos… Es una obra maestra de la gracia renovadora y elevadora de la criatura hasta la perfección de la santidad, que es también la plena realización de los valores fundamentales de la humanidad».
A veces insistimos en que somos pecadores y estamos llenos de miseria, y es cierto, pero no debemos olvidar lo que la gracia es capaz de hacer en nosotros cuando no encuentra obstáculos. Y precisamente porque Dios es infinitamente misericordioso nos da su gracia que sana, cura y eleva la naturaleza humana. De modo especial, los religiosos no debemos olvidar esta verdad. La misericordia de Dios nos da la gracia que sana y perfecciona nuestra naturaleza. Y la vida de Santa Catalina es un ejemplo evidente de ello.
- Santa Catalina, patrona de Europa: proclamada tal por Juan Pablo II el 1 de octubre de 1999, junto a Santa Brígida de Suecia y Santa Teresa Benedicta de la Cruz.
¿Por qué fue proclamada patrona de Europa?: porque ha influenciado en la sociedad y en la Iglesia de su tiempo de un modo absolutamente singular y único. Y por esto la Iglesia la invoca como patrona para que continúe intercediendo desde el cielo por la Iglesia y por Europa.
Sabemos cómo trabajó para traer la paz a los numerosos conflictos que laceraban la Europa de su tiempo, cómo fue escuchada por diversos gobernantes de toda Europa. Sobre todo, se comprometió con la reforma de la Iglesia, como dijo Juan Pablo II, a todos los «eclesiásticos de todos los rangos, les exigió la más estricta coherencia en su vida y ministerio pastoral».
Y es un ejemplo concreto de amor a la Iglesia. No se quedó en la pura crítica, quejándose del mal y de la decadencia que veía en la Iglesia, sino que se comprometió seriamente y ofreció su vida por la Iglesia. Y así debemos hacer nosotros: es fácil criticar, es fácil lamentarse de todo lo que hoy vemos en la Iglesia, pero ¿qué hacemos por la Iglesia? La reforma debe comenzar por nosotros: en primer lugar, debemos comprometernos seriamente a alcanzar la santidad de vida propia de nuestro estado, para que nuestra vida sea verdaderamente una luz, que ilumine y brille ante los hombres de nuestro tiempo.
- Santa Catalina, doctora de la Iglesia: fue proclamada tal por San Pablo VI el 3 de octubre de 1970. Ella que no sabía leer ni escribir, por su vida de santidad y unión con Dios fue capaz de transmitir una doctrina en la que, como dice Pablo VI, llama la atención «la sabiduría infusa, es decir, la asimilación lúcida, profunda y embriagadora de las verdades divinas y de los misterios de la fe, contenidos en los Libros Sagrados del Antiguo y del Nuevo Testamento: una asimilación, favorecida, sí, por singulares dotes naturales, pero evidentemente prodigiosa, debida a un carisma de sabiduría del Espíritu Santo, un carisma místico».
El Papa se pregunta cuáles son las líneas características del magisterio de Santa Catalina, y dice: «Nos parece que Catalina es la mística del Verbo Encarnado, y sobre todo de Cristo Crucificado».
Y nos sentimos particularmente unidos a santa Catalina, nosotros, miembros de la Familia Religiosa, que tenemos la misión de dar testimonio de Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, Verbo Encarnado, Dios hecho hombre para iluminar el misterio de todo hombre.
Nos encomendamos a María Santísima y a Santa Catalina para que nos obtengan el don de que también nosotros seamos místicos del Verbo Encarnado; para que con nuestra palabra y sobre todo con nuestra santidad de vida demos testimonio de Cristo Verbo Encarnado, a fin de que todos los que creen en Él tengan vida eterna.