“Al pie de la Cruz estaba su madre”
Querida familia religiosa:
Les escribimos para contarles que por gracia de Dios, pudimos hacer nuestra primera peregrinación, el martes santo, al santuario de la Virgen del Cisne. Desde Loja partimos a las 6:30 am y llegamos a las 9:00 am para participar de la Santa Misa. Luego de la acción de gracias, subimos hasta la urna donde se encuentra la imagen de la Virgencita. Una vez arriba, depositamos una cartita con intenciones pidiendo por nuestra Familia Religiosa y por nuestra comunidad. Luego bajamos al altar mayor donde nos sacamos fotos y para concluir le cantamos el Salve Regina.
Les contamos un poco de lo que es el santuario de la Virgen del Cisne, visitado por muchos fieles de todo el mundo. En el año del 1592 y 1593 una pastorcita menor a los 12 años de edad que vivía en el páramo que hoy se le reconoce como la parroquia del Cisne; acostumbraba a pastorear sus ovejas siempre en compañía de una hermosa Dama de cabello rizado y brillo excepcional. Un día esta Mujer le pidió que le construyera una casa, porque ella era la Madre de Jesús y deseaba quedarse entre los humildes. La niña le contó a sus padres lo que la Virgen le había pedido, pero ellos incrédulos no le hicieron caso. Durante los primeros meses de 1594, este sector sufrió una gran sequía y plaga de ratas que destruyó los sembradíos. Luego se produjo una terrible hambruna que obligó a los indios a emigrar, muy pocos quedaron. El 12 de octubre de 1594, cuando todas las esperanzas de vida se habían agotado, apareció de nuevo esta Mujer. Ella les pidió que levanten una casa y a cambio intercedería ante su Hijo para que la sequía termine. “Confiad en mi porque os voy a ayudar y proteger para que nunca más volváis a tener hambre. Aquí os quiero asistir. Levantad en este lugar un templo, que allí estaré por siempre con vosotros” estas fueron las palabras de la Madre de Jesús según narra el padre Hernán Ojeda en su libro sobre la Virgen del Cisne. Luego de escuchar su pedido, los indígenas levantaron un templo de adobe. Comenzó a llover nuevamente y recibieron muchos favores de la Madre de Dios. Desde entonces miles de personas se acercan hasta su morada para dar gracias y venerar a la Mujer celestial que se presentó en ese pequeño poblado.
Después de esta linda peregrinación fuimos a Gualel que queda a una hora del Cisne, aquí fuimos a saludar a los papás de las hermanas que son de este pueblito, para desearles unas Felices Pascuas.
Luego de esto subimos a un barrio de allí llamado “El Rodeo” donde vive la familia de una de las aspirantes, aquí nos esperaban con una rica comida típica; como es el arroz, papas, ensaladas, mote y un gran cuy.
Nos encomendamos a sus oraciones, y pidiendo a la Virgen del Cisne la gracia de que nos dé un corazón noble y puro capaz de entregarse día a día sin reserva, en nuestra juventud, al servicio de Nuestro Señor.