En nuestra fórmula de profesión manifestamos que “queremos ser una huella concreta que la Trinidad deja en la historia, para que los hombres puedan descubrir el atractivo y la nostalgia de la belleza divina”. Mediante los votos, entonces, nos hacemos testigos de “la superioridad del Reino sobre todo lo creado y sus exigencias radicales”[1]. En el día de Santa Escolástica, 10 de febrero, la Hermana Maria Mater Animae, de España, y la Hermana María de la Antigua de Panamá, ambas religiosas contemplativas, profesaron por primera vez sus votos de castidad, pobreza y obediencia en el Monasterio San Pablo de Tuscania, Italia.
El día 22 de febrero, Fiesta de la Cátedra de San Pedro y día en que la Casa de Formación Monástica cumplió dos años de fundación, 18 hermanas ingresaron para iniciar su formación contemplativa en esta casa.
[1]San Juan Pablo II, Exhortación apostólica post-sinodal Vita Consecrata, 20. 1