Roma, 1 de noviembre de 2021
Solemnidad de Todos los Santos
Fallecimiento de la Hermana María Ana de la Cruz Giménez
Y oí una voz del cielo que decía: Escribe: “Bienaventurados los muertos que de aquí en adelante mueren en el Señor”. Sí –dice el Espíritu– para que descansen de sus trabajos, porque sus obras van con ellos (Ap 14, 13). Pueden muy bien aplicarse estas palabras a nuestra querida Hermana María Ana de la Cruz, quien el pasado 18 de octubre falleció en San Rafael, afectada por covid-19 y luego de estar internada casi un mes, durante el cual sufrió y ofreció todo lo que pudo por la salvación de las almas y por nuestra Congregación.
La Hermana Anita, como la llamábamos familiarmente, nació el 21 de agosto de 1958 en la ciudad de Rosario, Santa Fe, Argentina. Entró al Instituto el 19 de marzo de 2004, y realizó sus votos perpetuos el 19 de marzo de 2020. Vivió su vida religiosa con una enorme entrega y dedicación a los demás, pasando por diversas comunidades de nuestro Instituto en Argentina y destacándose por su contagiosa alegría y su dedicación al Esposo de nuestras almas. Murió serenamente en el hospital Schestachow de San Rafael, habiendo recibido todos los sacramentos.
Fundaciones y aniversarios de fundación de las Servidoras
El día 1 de octubre fundamos una nueva Comunidad en Amman, capital de Jordania, para el apostolado en la Parroquia “Sagrado Corazón de Jesús”, la segunda más grande del lugar. La Santa Misa fue presidida por el párroco, el P. Rifat Bader y concelebrada por dos monjes del IVE, el P. Andrés Nowakowski y el P. Néstor Andrada. Estuvieron presentes la Madre M. del Cielo, superiora provincial, la Madre M. Baher al Rahma, superiora de la Comunidad “Santa María Salomé”, junto a dos Hermanas y también algunos chicos del Hogar de Anjara. Luego de la celebración se realizó una procesión con el Santísimo Sacramento desde la Parroquia hasta la casa de las Hermanas para dejar la Sagrada Eucaristía en el nuevo tabernáculo. Seguidamente festejaron con un almuerzo en la casa del Párroco, en el que participó, también, el P. Yousef Francis, IVE, párroco del Santuario de “Santa María del Monte en Anjara”. La nueva Comunidad tiene como patrono a San Juan Bautista y las Hermanas que la conforman son la Madre M. Zanbaqa al- Baida y las Hermanas M. Farah Al Masih y M. Sama.
Su apostolado consistirá principalmente en el trabajo parroquial, ayudando en la sacristía y la liturgia, y acompañando a los distintos grupos ya existentes en la Parroquia: grupos de niños, adolescentes, jóvenes universitarios y trabajadores, scouts, legión de María, grupos de oración, etc. Además, realizarán apostolado en una escuela primaria, donde se celebra la Santa Misa una vez por semana.
Las Servidoras junto al Párroco y los sacerdotes que acompañaron el día de la fundación.
El día 8 de octubre tuvo lugar la inauguración de la nueva comunidad contemplativa de las Servidoras en Francia, que tendrá como patrona a Santa Juana de Arco y su intención especial de oración será implorar de Dios la gracia de que la Virgen María reine en todos los corazones: ¡Rege O Maria! Las Hermanas destinadas a esta Comunidad son la Madre M. of the Infant of Prague y las Hermanas M. Madre de Gracia, M. del Corazón Eucarístico y M. de la Consolação.
El obispo de La Rochelle, S.E.R. Mons. Georges Colomb, presidió la Santa Misa en la Iglesia de “Saint Fort sur Gironde” en la que concelebraron cerca de 12 sacerdotes. Estuvieron presentes el P. Alfredo Alós, superior provincial del IVE en Francia y Túnez, además de los padres Sergio Pérez y Steve Onguene, misioneros en Francia. La Madre M. Sacred Heart, vicaria general, viajó especialmente desde Roma para la ocasión y la Madre M. Reina de los Ángeles, delegada de Francia y Suiza, también estuvo presente. Al finalizar la Misa, se realizó una procesión eucarística hasta el Convento, donde Monseñor colocó el Santísimo Sacramento en el sagrario de la nueva capilla y bendijo la nueva Comunidad religiosa.
Las Hermanas de la nueva Comunidad de izquierda a derecha: Hna. M. Madre de Gracia,
Madre M. of the Infant of Prague, Hnas. M. del Corazón Eucarístico, y M. de la Consolação.
El 22 de octubre, fundamos una nueva Comunidad bajo el patrocinio de San Juan Pablo II en la ciudad de Perth Amboy, New Jersey, Estados Unidos, para colaborar con el apostolado en la escuela y en la Parroquia “Asunción de la Santísima Virgen María” de la Eparquía de rito ucraniano-bizantino. Las Hermanas destinadas a esta Comunidad son la Madre M. Veronika vid Isusa, y la Hna. M. Vid Jresta, ambas oriundas de Ucrania.
Las Hermanas ucranianas de la nueva Comunidad junto a las Servidoras de la Provincia
“Inmaculada Concepción” que las acompañaron en el día de la fundación.
El día 2 de octubre se celebró el 10° Aniversario de fundación de la Casa Provincial “Emperatriz de China” en Lipa, Filipinas. Las Hermanas festejaron con una salida comunitaria.
Al mismo tiempo, el día 3 de octubre se cumplieron 20 años de la fundación del Aspirantado de Egipto “Santa Cristina”, los festejos se harán más adelante.
Además, en Italia, el 15 de octubre se festejaron los 20 años de la fundación del Estudiantado Internacional “Santa Teresa de Jesús”, cuyo aniversario se había cumplido el pasado 24 de septiembre. Este Estudiantado, fundado originalmente en Artena y posteriormente trasladado a Segni, Tuscania y a Bagnoregio, donde tiene su sede actual, ha dado abundantes misioneras al Instituto. La ceremonia de acción de gracias tuvo lugar en la Basílica de San Pablo Extramuros, en una Santa Misa presidida por el P. Gonzalo Ruiz Freites, IVE, primer capellán de esta casa de formación y concelebrada por abundantes sacerdotes, además de contar con la participación de numerosos religiosos y laicos de nuestra Familia presentes en Italia.
Finalmente, coronando este mes de gratitud a Dios por tantos beneficios recibidos, el día 22 de octubre se celebraron los 10 años de la fundación de la Comunidad “Todos los Santos del Pueblo Ucraniano” en Stryy, Ucrania. En los festejos estuvieron presentes las Hermanas que misionaron allí y los parroquianos y miembros de la Tercera Orden en Ucrania.
De izquierda a derecha: Madre M. Blahovischennia, superiora de la Comunidad junto a las Hermanas
que pasaron por la misión y la Madre M. Hoschivsca, superiora provincial (tercera).
Profesión de votos perpetuos y primeros votos
El día 1 de octubre profesó los votos perpetuos la Hna. M. He Ping zhi Hou en la Parroquia de “Cristo Rey”, IVE en Taiwán. La Santa Misa fue presidida por Monseñor John Lee, obispo de Hsinchu y concelebrada por los sacerdotes del IVE. Estuvieron presentes los familiares y amigos de la Hermana, los miembros de la Tercera de Orden y parroquianos. Los festejos tuvieron lugar en las mismas instalaciones de la Parroquia.
De izquierda a derecha: Hna. M. Regina Carmeli (filipina), la profesanda y
la Madre M. Niña Inmaculada (argentina).
El 24 de octubre hicieron los votos perpetuos en el Santuario de “Nuestra Señora del Amparo” en Heiloo tres Hermanas holandesas, la Madre M. Virgo Lucis (misionera en Francia), la Hna. M. Mystieke Roos (misionera en Tanzania) y la Hna. M. Laetitia Dei (misionera en Suiza). La Santa Misa fue presidida por el obispo de la diócesis de Haarlem-Ámsterdam, S.E.R. Mons. J.M.W. Hendriks y concelebrada por Mons. Mutsaerts y otros sacerdotes. En la misma ceremonia realizó sus primeros votos la novicia M. Stella Coeli, también holandesa y sobrina de la Madre M. Virgo Lucis. Estuvieron presentes la Madre M. Porta Coeli, superiora provincial de Europa del Norte y la Madre M. Reina de los Ángeles, superiora de la Delegación de Francia y Suiza, junto con un grupo de Hermanas y jóvenes de su Delegación. Asistieron también familiares, amigos y miembros de la Tercera Orden. Todos participaron de un lindo festejo en el jardín del Santuario.
De izquierda a derecha: Hna. M. Mystieke Roos, Madre M. Virgo Lucis, y Hna. M. Laetitia Dei.
La neo profesa, Hna. M. Stella Coeli (estudiante en Italia).
El domingo 31 de octubre, en la comunidad contemplativa “Inmaculada Concepción” en la localidad de Alhama, España, la Hna. M. Gloria de la Creu realizó sus votos perpetuos. La ceremonia fue presidida por el obispo de Vic, S.E.R. Mons. Román Casanova Casanova, y concelebrada por el Delegado del arzobispo de la arquidiócesis de Granada para la ocasión, el vicario general de la arquidiócesis, Don Francisco Javier Espigares, el Párroco y otros sacerdotes de la zona. Viajaron especialmente desde Roma las Madres M. Corredentora, superiora general y Madre M. Sponsa Amabilis, consejera general. Además, pudieron estar presentes las Hermanas del Estudiantado “San Pablo” de Tuscania que se encontraban peregrinando en España.
Momento de la postración durante la profesión perpetua de la Hna. M. Gloria de la Creu.
Primeros votos
Durante este período en Egipto tres novicias hicieron sus votos de pobreza, castidad, obediencia y esclavitud mariana. El 30 de septiembre, la Hna. M. Rafiqa Li-Iesua Rady (M. Compañera de Jesús) profesó en la capilla de la Casa Provincial de las Servidoras en Helmeiat, Zeitoun en el Cairo. La Misa fue presidida por el Padre Filopatir, IVE, y concelebrada por los sacerdotes del Instituto que misionan allí.
Hna. M. Rafiqa Li-Iesua Rady (M. Compañera de Jesús)
El 1 de octubre la Hna. M. Kilan Bijrustus Hana (M. del Corazón de Cristo) hizo sus votos en Abou Gorgas, Al Minia. La Misa fue presidida por el Párroco Abouna Ermia Malek, y concelebrada por los sacerdotes del IVE. En la prédica, el padre hizo referencia a la vocación como un don inmerecido de Dios e instó a todos los presentes a no poner obstáculos a la vocación de sus hijos.
De izquierda a derecha: Hna. M. Batul, Hna. M. Kilan Bijrustus Hana y Hna. M. Thaluth Al Aqdas Samy.
El 2 de octubre, la Hna. M. Thaluth Al Aqdas Samy (M. de la Santísima Trinidad) realizó sus votos en Abou Jabal, Assiut. La Misa fue presidida por el Padre Francis y concelebrada por los sacerdotes del IVE. Participaron en las ceremonias, en un clima de mucha alegría, todos los familiares y amigos de las Hermanas, junto a los miembros del Instituto.
La Hna. M. Thaluth Al Aqdas Samy junto a sus familiares y amigos, y a la Familia Religiosa presente en Egipto.
En la Provincia “Nuestra Señora de Loreto” el 7 de octubre seis novicias del Noviciado contemplativo “Santa Gemma Galgani” de Tuscania, hicieron sus primeros votos religiosos en la capilla del Monasterio. La Santa Misa fue presidida por el P. Carlos Pereira y concelebrada por el P. P. Johannes van Voorst Tot Voorst y el P. Pío Farag Abadir, IVE. Estuvieron presentes la Madre M. Virgen Blanca, superiora provincial, junto a otras religiosas de la Provincia, las familias de las neo profesas y algunos miembros de las “Voces del Verbo”.
De Izquierda a derecha de arriba abajo: P. Johannes van Voorst Tot Voorst, P. Carlos Pereira, P. Pío Farag Abadir, Madre M. Virgen Blanca, M. Niepokalana (Polonia), M. Gioia del Bambino Gesù (Italia),
M. Our Lady Silence (Hong Kong), Maria Virgo Fidelis (España), Maria Reina de los Mártires (Bélgica),
M. Panna Sedembolestnà (Eslovaquia) y Madre M. de la Confianza.
A su vez, el 15 de octubre, fiesta de Santa Teresa de Jesús, cuando se realizaron los festejos por el 20° aniversario de fundación del Estudiantado Internacional en Italia, 11 novicias hicieron sus primeros votos de pobreza, castidad, obediencia y esclavitud mariana.
Las neo profesas de izquierda a derecha de arriba abajo: M. Mediatrice di tutte le grazie (Italia), M. od Srdca Jezisovho (Eslovaquia), M. Omnipotencia Suplicante (España), M. Custodia de las Familias (España), M. Madre dei Dolori (Italia), M. di Cristo Re (Italia), M. Esclava de Amor (Ecuador), M. Oblubienica Ducha (Eslovaquia), M. Paraíso de la Encarnación (España), M. Letizia della Croce (Italia), M. Fortezza dei Maritiri (Uganda).
Capítulos Provinciales
En distintas Provincias del Instituto tuvieron lugar, durante este mes, los Capítulos Provinciales.
Las Hermanas de la Provincia “Nuestra Señora Reina de El Cisne” (Ecuador) se reunieron del 4 al 7 de octubre en una casa de retiro de los Hermanos Maristas en Loja, finalizando con una Misa de acción de gracias en la Catedral, donde ofrecieron a la Virgen, en su advocación de Nuestra Señora de El Cisne un nuevo vestido con el escudo del IVE y la Cruz de Matará.
En la Provincia “Nuestra Señora de Aparecida” (Brasil), las Hermanas realizaron el capítulo del 13 al 16 de octubre en “Mogi das Cruzes”, San Pablo, en la casa de retiro del Monasterio de la Encarnación de las Hermanas Benedictinas Camaldolenses. Contaron con la participación de la Madre M. Sponsa Amabilis, consejera general.
En la Provincia “Nuestra Señora de Zarvanytsia” (Ucrania) el Capítulo se llevó a cabo del 25 al 28 de octubre en el Santuario mariano de Zarvanytsia (Santuario Nacional de Ucrania).
Homilía del P. Gonzalo Ruiz Freites, IVE, en la Santa Misa en honor a Santa Teresa de Jesús celebrada en la Basílica papal de San Pablo Extramuros el pasado 15 de octubre al celebrarse los 20 años del Estudiantado Internacional en Italia que tiene a tal Santa como patrona y la primera profesión de votos de 11 novicias del Noviciado Internacional “Nuestra Señora de Loreto”
Santa Teresa de Jesús: centralidad de Cristo
Queridos hermanos:
Nos hemos reunido en esta espléndida basílica papal de San Pablo Extramuros, que desde el siglo primero alberga el cuerpo del apóstol Pablo, ferviente amante de Cristo, para honrar a Santa Teresa de Jesús, patrona de nuestra Familia Religiosa y en particular del Estudiantado Internacional de las Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará en Italia, en su fiesta, que se celebra en el día de su muerte en Alba de Tormes, en aquel lejano 1582.
Este año se cumplen 20 años de la fundación de esta casa de formación, que ya ha dado muchos frutos para la gloria de Dios y la salvación de las almas. ¡Cuántas Hermanas que han estudiado y se han formado en esta casa están hoy dispersas por el mundo, haciendo tanto bien en las lejanas y no tan lejanas misiones del Instituto, o gastando sus vidas como cirios encendidos amando a Cristo y a la Iglesia en el silencio de un monasterio! Algunas de ellas han perseverado hasta el final y ya han partido hacia el abrazo eterno con el Divino Esposo. Es, por tanto, un día en el que damos gracias al Señor por tantos beneficios y agradecemos a Santa Teresa su intercesión y ayuda. Y lo hacemos de la mejor manera posible, con la celebración de la Santa Misa, que es la acción de gracias por antonomasia dirigida a Dios.
Hoy algunas de nuestras Hermanas también terminan su noviciado emitiendo la primera profesión de los votos de pobreza, castidad, obediencia y esclavitud mariana. A partir de ahora serán consagradas al Señor crucificado, convirtiéndose en sus esposas, en cuyo amor deben ejercitarse porque es la única razón de sus vidas y de su vocación. Y lo harán inicialmente bajo la guía de Santa Teresa precisamente en el Estudiantado que la tiene como patrona. Por eso me ha parecido oportuno reflexionar hoy, siguiendo a San Juan Pablo II, sobre cuál es el secreto de toda la espiritualidad teresiana (y católica): Cristo, la absoluta centralidad de Cristo. San Juan Pablo II dice hermosamente que “Teresa de Jesús es el arroyo que lleva a la fuente, es el esplendor que lleva a la luz: Cristo” [1]. Dejémonos, pues, instruir por ella.
Es imposible resumir la doctrina cristocéntrica de Santa Teresa, porque habla de ella en cada página de sus numerosos escritos… casi como San Pablo. Por tanto, sólo mencionaremos algunas ideas, con la esperanza de que nuestras religiosas, especialmente nuestras Hermanas que hoy se consagran a Cristo, se sientan animadas a conocer más y más la admirable doctrina de esta extraordinaria santa, la primera mujer que fue proclamada Doctora de la Iglesia.
Para Teresa, Cristo lo es todo. Él es su luz, ella lo llama “Maestro de Sabiduría” (cf. Santa Teresa, Camino de Perfección, 21, 4). Él es el “libro viviente” en el que se aprende la verdad (cf. Santa Teresa, Vida, 26, 5); es Aquel al que pertenecemos en la unidad de su único cuerpo místico, “uniendo nuestras voces a su eterno canto de las misericordias divinas” (cf. Sal 88 [89], 2; cf. Santa Teresa, Vida, 14, 10-12), un canto que se eleva en acción de gracias al Dios que es la “Sabiduría misma” (Santa Teresa, Camino de Perfección, 22, 6).
¡No terminaríamos nunca de exponer con cuántos nombres y adjetivos Santa Teresa habla de Jesús! Él es el “gran capitán” al que debemos seguir; el “Dios al que debemos servir y amar sobre todas las cosas”; “nuestro redentor y salvador” al que debemos adorar. Pero sobre todo le llama con dos nombres que deben muy adentro del corazón de sus monjas, y que reflejan la misma realidad: Cristo es “el esposo al que debemos amar” y “el amigo que siempre nos está cercano”. Así la santa demuestra ser muy consciente de que el verdadero amor, la caridad perfecta, es precisamente un amor de amistad, que consiste en el intercambio de bienes y en anteponer al amado a uno mismo, hasta dar la propia vida por él.
Por ello, exhorta a sus Hermanas a que traten de ser verdaderas esposas y verdaderas amigas de este verdadero esposo y verdadero amigo, las exhorta a que atraigan su amor mediante la búsqueda continua de Él: “Haced todo lo posible para no privaros de un amigo tan bueno. Si te acostumbras a tenerlo cerca, si él ve que lo haces con amor y que te esfuerzas por complacerlo, no podrás, como dicen, apartarlo de ti” (Camino, 24, 1). “Te esfuerzas por complacerlo…” ¡todo un programa de vida!
Y decía: “En estos tiempos se necesitan amigos fuertes de Dios” (Santa Teresa, Vida, 15, 5). Enseñando a rezar, decía que la oración es “tratar, conversar, en amistad con Aquel que nos ama”. Para ella la oración, como la vida cristiana, no consiste “en mucho pensar, sino en mucho amar”, y todos pueden orar porque “todas las almas son capaces de amar” (cf. Santa Teresa, Castillo Interior, IV, 1, 7 y Fundaciones, 5, 2).
¡Cuánto más una esposa del Señor! Una que ha sido elegida por Él mismo precisamente para que lo ame por sobre todas las cosas. Porque justamente cuando el Señor dio el mandamiento a su Iglesia: amaos los unos a los otros, dijo al mismo tiempo: no me habéis elegido a mí, sino que yo os he elegido a vosotros y os he destinado a dar fruto y a que vuestro fruto permanezca. Y también dijo, en esa misma ocasión: Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo. Pero yo os he llamado amigos (cf. Jn 15).
Estas palabras deben resonar siempre en el corazón de una esposa de Cristo: Yo te he elegido… y te he llamado amiga mía. Como el esposo del Cantar de los Cantares, en la lectura que acabamos de leer: Ahora me habla mi amado y me dice: “¡Levántate, amada mía, hermosa mía, y vente! Paloma mía, en las grietas de la roca, en escarpados escondrijos, muéstrame tu semblante, déjame oír tu voz; porque tu voz es dulce, y gracioso tu semblante… Mi amado es para mí, y yo soy para mi amado: él pastorea entre los lirios (Ct 2, 14-16).
Santa Teresa ardía en deseos de conocer y amar más a Jesús. Sabía que lo había encontrado al “tenerlo presente en su interior” (cf. Vida 4, 7). Pero lo buscaba en la Sagrada Escritura, que era el alimento espiritual diario de su alma, en las imágenes sagradas, especialmente de Jesús sufriente, y sobre todo en la Eucaristía.
De las palabras del Evangelio dice ella que desde su juventud “golpearon profundamente mi corazón” (Santa Teresa, Vida, 3, 5). Y de las imágenes dice que era tan devota porque en ellas podía dirigir amorosamente su propia mirada a Cristo (cf. Vida 7,2; 22,4). Con estos medios –las imágenes y la meditación de la Palabra– dice San Juan Pablo II “ella pudo revivir interiormente las escenas del Evangelio y acercarse al Señor con grandísima intimidad”. Y hablando de la escena del encuentro de Jesús con la mujer samaritana, de la que la propia santa dice ser muy devota [“soy muy devota de ese episodio evangélico” (Santa Teresa, Vida, 30, 19)], dice el Papa Magno: “Entre las mujeres santas de la historia de la Iglesia, Teresa de Jesús es sin duda la que respondió a Cristo con el corazón más fervoroso: ¡Dame de esta agua!”.
En cuanto a la sagrada humanidad de Cristo, Teresa encontraba en ella el modelo a seguir y la vía de acceso al Padre y al misterio de la Santísima Trinidad: “Es importantísimo para nosotros hombres, mientras estamos aquí abajo, representarnos al Señor en la figura de hombre” (Vida 22, 9). Y es igualmente importante experimentar su cercanía en la Eucaristía: lo llama “nuestro compañero en el santísimo Sacramento” (cf. Santa Teresa, Vida, 22, 6).
Por eso ella reaccionó contra las falsas doctrinas espirituales de su tiempo que vaciaban la Encarnación de su profundo misterio y quitaban valor a la humanidad del Señor, proponiendo una oración que era como una vaga inmersión en la divinidad, un “no pensar en nada” (cf. Santa Teresa, Castillo Interior, IV, 3, 6). Reacciona con fuerza: “abandonar la Humanidad de Cristo… esto no, no, ¡no puedo soportarlo!” (Vida 22, 1).
Toda la oración de Teresa, el estar unida a Cristo, el ser amiga de Cristo, el ser esposa de Cristo, se puede resumir en esto: “tened presente… a Jesucristo” (Vida, 4, 8). Es un encuentro personal con aquel que es el único camino para ir al Padre (cf. Santa Teresa, Castillo Interior, VI, 7, 6).
Dice San Juan Pablo II: “Cristo cruza el camino de la oración teresiana de extremo a extremo, desde los primeros pasos hasta la cima de la comunión perfecta con Dios. Cristo es la puerta por la que el alma accede al estado místico (cf. Vida, 10, 1). Cristo la introduce en el misterio trinitario (cf. Vida, 27, 2-9). Su presencia en el desenvolvimiento de este “trato amistoso” que es la oración es obligado y necesario: Él lo actúa y lo genera. Y Él es también objeto del mismo. Es el “libro vivo”, Palabra del Padre (cf. Vida, 26, 5)”.
Cristo crucificado es, pues, para Teresa el único maestro. El hombre aprende a estar en profundo silencio cuando Cristo le enseña interiormente “sin ruido de palabras” (cf. Santa Teresa, Camino, 25, 2); y para aprender a morir a sí mismo, a vaciarse, el único modo es “mirando al Crucificado” (cf. Santa Teresa, Castillo Interior, VII, 4, 9).
Y de esta centralidad del amor a Jesús, deriva el amor a la Iglesia, a los hombres, a la Madre de Jesús, y nace también el deseo de consagrar a Él la propia vida en un convento. Esto es lo que enseña a sus hijas monjas: todo parte del amor a Jesús.
En efecto, es por amor a Jesús que las monjas deben “observar los consejos evangélicos con toda la perfección posible” (cf. Santa Teresa, Camino, 1, 2), para ser “servidoras del amor” (Santa Teresa, Vida, 11, 1). Es por amor a Jesús que cada monasterio debe ser “un rinconcito de Dios”, “morada” de su gloria y “paraíso de sus delicias” (cf. Santa Teresa, Vida, 32, 11; 35, 12). Es decir, es por su amor que deben ¡esforzarse por complacerlo!
[La Iglesia] Es por amor a Jesús que en cada monasterio se debe vivir en plenitud el misterio de la Iglesia, que es la esposa de Cristo. Allí, el servicio a favor del Cuerpo Místico, según los deseos e indicaciones de la Santa, se concreta en una experiencia de inmolación y unidad: “todos juntos se ofrecen a Dios en sacrificio” (Santa Teresa, Vida, 39, 10). Por la fidelidad a las exigencias de la vida contemplativa, las almas contemplativas serán siempre el honor de la Esposa de Cristo, en la Iglesia universal y en las Iglesias particulares donde están presentes como santuarios de oración.
En su siglo, la Iglesia se vio desgarrada por los cismas luterano y anglicano, por reformas y contrarreformas. Ella, para la renovación de la Iglesia, eligió el camino radical del seguimiento de Cristo para construir la Iglesia con piedras vivas de santidad. Levantó el estandarte de los ideales cristianos para incitar con gran audacia, varonil audacia, a los capitanes de la Iglesia, a los pastores. Decía: “Estase ardiendo el mundo, quieren tornar a sentenciar a Cristo, como dicen, pues le levantan mil testimonios, quieren poner su Iglesia por el suelo” (Camino de Perfección, I, 5). Para ella la finalidad de la Reforma y de las Fundaciones era sobre todo procurar la gloria de Dios y el “bien de su Iglesia” (Camino, III, 6).
En Alba de Tormes, al final de su vida, Teresa de Jesús, la verdadera cristiana y la esposa que deseaba ver pronto a su Esposo, exclamó: “Gracias… Dios mío…, por hacerme hija de tu santa Iglesia católica”. “Bendito sea Dios… porque soy hija de la Iglesia”. ¡Soy hija de la Iglesia! ¡Este es el título de honor y de compromiso que la Santa nos ha dejado para amar a la Iglesia, para servirla con generosidad!
[Las almas] Es por amor a Jesús que debemos amar a las almas por las que Él se inmoló y con las cuales se identificó. Y explicando cómo, a veces, el amor de Jesús nos impulsa a dejarle, por ejemplo, en la oración, para atender las necesidades del prójimo, dice en una hermosa oración: “¡Jesús mío! ¡Qué grande es el amor que profesas a los hijos de los hombres, si el mejor servicio que se te puede prestar es abandonarte a Ti para atenderlos a ellos y a sus necesidades! De este modo, sois poseído más completamente… Quien no ama al prójimo no te ama a ti, pues tú, Señor mío, has demostrado tu amor a los hijos de Adán con toda la efusión de tu sangre” (Santa Teresa, Exclamaciones, 2, 2). Por eso, para ella “la señal más cierta” de que amamos a Dios (cf. Santa Teresa, Castillo Interior, V, 3, 8) es la manifestación concreta del amor hacia el prójimo. Y les decía a sus monjas que ellas estaban en el monasterio para ayudar a Jesús a salvar almas: “Es para esta obra que él -el Señor- os ha reunido aquí; ésta es vuestra vocación, éstos son vuestros deberes, éste debe ser el objeto de vuestros deseos, el motivo de vuestras lágrimas, la meta de vuestras oraciones” (Santa Teresa de Jesús, Camino, I, 5)”.
Todo, pues, en ella parte de la centralidad de Cristo, de la centralidad del amor de Cristo.
¿Cuál era el secreto de su vida y de su misión? Nos lo dice ella: “fijemos nuestros ojos en Cristo nuestro bien” (Santa Teresa, Castillo Interior, I, 2, 11). Mantengamos siempre “nuestros ojos en Cristo” (Cf. Santa Teresa, Camino, 2, 1; Castillo Interior, VII, 4, 8; cf. Heb 12, 2). ¡Estar siempre en Cristo! Es decir, ¡esforzarse por complacerlo!
Pidamos a María Santísima esta gracia para nosotros. Lo pedimos también por intercesión de la gran mística de Ávila. Lo pedimos especialmente para estas Hermanas nuestras que hoy se desposan con Jesús: que Él sea para ellas su único amor.
[1] Seguimos libremente a S. Juan Pablo II, Homilía en Ávila, 1 de noviembre de 1982. En esta homilía el Papa Magno llama a Teresa de Jesús y a Juan de la Cruz “maestros espirituales de mi vida interior”, y dice que ellos son “dos faros luminosos de la Iglesia en España, que han alumbrado con su doctrina espiritual los senderos de mi patria, Polonia, desde que al principio del siglo XVII llegaron a Cracovia los primeros hijos del Carmelo teresiano”.