“Navidad en Stykkishólmur”
Querida familia religiosa:
Desde los confines del mundo, en este caso de Snæfellsnes, o del “lejano oeste” Islandés; queríamos hacerlos partícipes de las pequeñas grandes cosas que han estado sucediendo por estos lares…
Hemos tenido la gracia de pasar nuestra segunda Navidad en Stykkishólmur, pero esta vez ya no tanto como “espectadoras” sino como organizadoras; y con la mejor disposición de la gente para ayudarles a pasar una Navidad “más cristiana”, por no decir: “más católica”.
Como ya hemos contado, la presencia de las hermanas Franciscanas ha sido de real importancia en esta misión, ya que así como le dieron “vida” al pueblo con la fundación del hospital, también lo educaron en varias cosas que acá ya son sanas costumbres y que hasta forman parte de ellos. ¿Y qué cosas? La más destacable, y a la que quiero hacer referencia en esta crónica es nada más y nada menos que al pesebre viviente, o como lo llaman acá Heilögleikrit (santa actuación). Resulta que las hermanas, al fundar el jardín de infantes comenzaron a realizarlo cada año con los niños, para lo cual confeccionaron un magnífico vestuario, que es el que aún hoy en día sigue en uso. Parece que ellos cantaban un villancico islandés que va relatando la historia de la Noche Buena y lo iban representando. Con el tiempo, esto pasó a ser una actividad más del calendario escolar, para lo cual cada curso desempeñaría un papel en el pesebre, es así que por ejemplo los de 3° grado serían los angelitos, los de 4° los pastores, etc, incluidos dos guionistas. La representación se hace en la iglesia luterana, donde el pastor dice unas palabras referentes a la Navidad, se reza y se cantan algunos villancicos.
He aquí que con todo esto, los chicos no aprenden a actuar, ni ven luces, ni saben qué es una escenografía, ni tienen que estudiarse una letra, ni tratar de hacer más real aquello que actúan. Por eso se nos ocurrió, en la medida de nuestras posibilidades, hacer un pesebre viviente como es nuestra costumbre. Para ello se escribió un pequeño guión y se lo tradujo al islandés, se buscó música, luces, y, como bien me dijeron una vez: “hermana… en la misión hay que hacer de todo”, sin tener mucha idea de arte, nos largamos también a pintar una escenografía. Fuimos a hablar con el director de la escuela, quien a manos llenas nos prestó todo el vestuario que antes era de las hermanas.
Después de unos pocos ensayos, por falta de tiempo (como para no perder la costumbre), pudimos hacer la presentación del pesebre en el oratorio, para lo que asistieron todos los padres de los niños que actuaban, más otros familiares e invitados. ¡Se llenó el salón! E hicimos una segunda presentación en el asilo del pueblo, donde hacemos un voluntariado una vez a la semana, en la que a los ancianos se sumaron familiares, conocidos y el personal. Al ver la preparación todos los presentes estaban muy contentos de ver tanta dedicación y no dejaban de felicitarnos y agradecer por ello.
Sin duda, además de lo enternecedora que es la actuación de los niños, tanto a ellos como a nosotras, esto nos ayudó de manera especial a meditar sobre este tan gran misterio en el que todo un Dios se anonadó de tal manera, que se hizo un indefenso Niñito solo por amor nuestro. Y por Su gracia, tuvimos la posibilidad de recordarle a esta sociedad tan paganizada, el misterio que envuelve estas fiestas, que va más allá de los regalos o los duendes (como tienen acá en Islandia) o la comida, sino que se centra en un pobre pesebre, desnudo de toda pompa y materialismo, y así como tan pobre tan glorioso.
Otras actividades Navideñas:
– Pudimos también como el año pasado ir con algunos niños a cantar villancicos al hospital. Para la ocasión una de las nenas tocó la flauta traversa y otra la guitarra. También les enseñamos el conocido villancico “Mi burrito Sabanero”, que por más que no entendían toda la letra no lo dejaban de tararear. Esta vez no había más que tres enfermos en el hospital y el resto del personal. Pero aún así no se escatimaron esfuerzos y los niños se empeñaron por alegrar a estos abuelitos, que lejos de sus familias hubieran pasado una Navidad muy solos.
– Para la Santa Misa de Noche Buena, a las 24:00 hs. del 24 de diciembre a diferencia del año pasado, que hubo muy mal clima, hubo gran concurrencia y lo más paradójico es que la mayoría de la gente era luterana y los católicos éramos minoría.
Pudimos contar con la presencia del organista de la iglesia luterana, que es húngaro y católico, y que trajo a varios miembros del coro de entre los cuales había un solista que cantó el “Panis Angelicus” después de la comunión.
Había, entre otros, un matrimonio islandés, que muy contentos nos dijeron: “que linda Santa Misa hermanas! Muchas gracias!… pensar que ya hace 30 años que venimos acá para Navidad”.
En fin, solo Dios sabe las gracias que derrama en cada una de estas almas. A nosotros nos pide que seamos fieles y constantes, siendo conscientes de que somos meros instrumentos Suyos, ya que la conversión es una gracia, y los tiempos de Dios no son los nuestros.
Aprovecho a pedirles oraciones por nuestro trabajo ecuménico en esta misión, para que seamos dóciles instrumentos de Dios en esta magnífica obra.
– Esta Navidad contamos con la presencia de la Madre María de Anima Christi, quien llegó el mismo 25 a Stykkishólmur, día en que teníamos cuatro Misas (una en islandés y tres en polaco), dado lo cual debíamos acompañar al sacerdote que celebraría las Misas en polaco a lo largo del fiordo. A pesar del cansancio del viaje, la Madre nos quiso acompañar y conocer de ese modo los lugares donde hacemos apostolado habitualmente, ya que en ellos damos catecismo una vez a la semana y acompañamos al sacerdote mensualmente a celebrar la Santa Misa en las distintas capillas de aquellos pueblitos.
– El día 26 de diciembre vinieron nuestras hermanas que misionan en Hafnarfjörður, dos de las “hermanitas del Sagrado Corazón” (es una naciente congregación mexicana, que hace unos meses llegaron a nuestra misión en Islandia y trabajan en el obispado), y los padres Pedro Torres, V.E y Horacio Cabaña, V.E.; ya que después de una cena festiva daríamos comienzo a los ejercicios espirituales ignacianos, que predicaría el P. Pedro Torres, misionero en Holanda.
Agradecemos de modo especial al P. Pedro Torres por su disposición y solicitud para con nosotras al venir a predicarnos los ejercicios, y a la M. Anima Christi que por primera vez nos alegró con su visita a nuestra misión en Stykkishólmur, que aunque fue fugaz ha sido de gran provecho y edificación para nosotras.
Octavario por la unidad de los cristianos:
Como es sabido, en el hemisferio norte se celebra cada año desde el 18 al 25 de enero el octavario por la unidad de los cristianos, en que los cristianos de todo el mundo se unen en ferviente oración pidiendo alcanzar la total unidad; ya que como dijo el Santo Padre “es fundamental que los cristianos, si bien están esparcidos por todo el mundo y, por tanto, tienen diferentes culturas y tradiciones, sean una sola cosa, como quiere el Señor”.
Por este motivo realizamos nuevamente en nuestra capilla un encuentro ecuménico para poder sentir y actuar con y por la Iglesia mediante el rezo de las vísperas. Católicos y luteranos, todos unidos en oración pidiendo la gracia de la unidad.
Ese día por enorme gracia de Dios se hicieron presentes muchos más fieles de lo que esperábamos, ya que el pastor hizo extensiva la invitación a la comunidad luterana publicando un anuncio en el boletín del pueblo.
Damos gracias a Dios por permitirnos ser sus instrumentos en semejante obra como es la del ecumenismo, a la que el mismo Santo Padre ha dado tanto realce a lo largo de su pontificado. Y aún más Le agradecemos por permitirnos palpar los frutos del constante diálogo ecuménico que nos toca realizar en este país ya sea por medio de nuestros apostolados, ya por el testimonio de vida consagrada aquí en Islandia.
Una vez más agradecemos a Dios y a nuestros superiores por enviarnos a esta misión, y permitirnos cumplir con el mandato de nuestro Señor de: “Id por todo el mundo…” y llegarnos a estos confines del planisferio. El nos conceda la gracia de no cesar obrando el bien… ¡hasta llegar al cielo!
Nos encomendamos a sus oraciones.
Dios los bendiga a todos.
En Jesús, el Verbo Encarnado y su Madre Santísima.
Hermanas de la comunidad “Santa Bárbara”, Stykkishólmur, Islandia.