Dicen nuestras Constituciones que “el fin propio de todo Instituto de vida religiosa… no es otro que la consagración total de nuestra persona, manifestando el desposorio admirable establecido por Dios en la Iglesia, signo de la vida del Cielo. Así consumaremos la plena donación de nosotros mismos como sacrificio ofrecido a Dios, por el que toda nuestra existencia se hace culto continuo a Dios en la caridad”[1]. El 19 de marzo en Brasil, Ecuador, Perú y Argentina, 18 Servidoras expresaron su firme determinación de hacerse culto incesante a Dios por medio de la profesión perpetua de los cuatro votos religiosos de pobreza, castidad, obediencia y esclavitud mariana. Otras dos Servidoras en Perú, hicieron por primera vez sus votos.
BRASIL
De izquierda a derecha: Maria Alegria dos Mártires Soares de Oliveira, M. Maria Mater Sanctissimi Sacramenti Pereira Feliciano, Maria Mãe Amável Silva de Paula y María Mater Veritatis Correia (misionera en Egipto)
ECUADOR
De izquierda a derecha: María de Betsaida Paz Toasa (misionera en Albania), María de Balbanera Batalla (casa de formación monástica en Tuscania – Italia)
PERÚ
En la Iglesia de Santiago Apóstol de Tiabaya – Arequipa, dos hermanas hicieron su profesión perpetua: María Reina de Bondades Mamani Yucra y María de Luren Pachecho Cavero; el mismo día dos novicias hicieron su primera profesión: María Madre Humilde Macedo Quecaño y María Sierva del Señor Ramos Ancaypuro
ARGENTINA
En la Catedral “San Rafael Arcángel” de San Rafael – Mendoza, las hermanas: María Cristófora Romero, María del Sacro Cuore Olace, María a Iesu Infante Pabón Ioza, María de las Bienaventuranzas Pizarro Lastra (Misionera en Francia), María del Buen Socorro Vidal, María de Jericó Medina Opazo, Maria Cordis Sancti Rossi, María de Andacollo González, Maria Sponsa Cruce García del Hoyo (Misionera en la Provincia de los Buenos Aires), María Madre Oferente Carrasco Moreno
[1]Constituciones, 24.