Votos Perpetuos en Hong Kong
Después de haber celebrado en julio pasado la primera profesión de varias novicias, este 18 de septiembre nuestra Provincia volvió otra vez a la celebración, pero esta vez por una consagración definitiva: los votos perpetuos de nuestra tercera vocación hongkonesa, la hermana María Wang. La ceremonia se realizó en la Parroquia Santos Pedro y Pablo que atienden los padres del IVE en Hong Kong.
Como en otras oportunidades nos honró también esta vez con su presencia el Cardenal emérito de Hong Kong, Joseph Zen, quien presidió la Santa Misa de la profesión; junto a él concelebraron más de una decena de sacerdotes, en su mayoría salesianos, por ser la hermana muy cercana a esta Congregación; además de los padres del IVE presentes en este lugar.
Los invitados, familiares, amigos de la hermana, miembros de la Tercera Orden y parroquianos llenaron la Iglesia, alrededor de 600 personas; seguido a la ceremonia tuvo lugar un ágape en el Hall de la escuela parroquial. Además de varios números, se mostró un video hecho para la ocasión sobre nuestra Familia Religiosa, pues la mayoría de los invitados no la conocían.
Para nosotros quizás sea normal o de esperar que los invitados a una ceremonia religiosa católica sean católicos o que al menos tengan un poco de idea o simpaticen con la Iglesia Católica; pero en lugares de mayoría pagana como es Hong Kong no es tan así; y es por eso que quizás la mitad de los concurrentes a esta ceremonia fuesen paganos. Muchos de ellos habían sido compañeros de la escuela primaria, secundaria, de la universidad y de trabajo de la hermana, otros simplemente amigos o conocidos; el lazo principal, el único, que los unía a la hermana María Wang era la amistad, cosa muy importante entre los chinos. De hecho el misionero jesuita Matteo Ricci quien llegó a comprender de modo muy especial el alma de este pueblo, y por eso encontró el camino para entrar en esta cultura, da a esta virtud una gran importancia, al punto que la primera obra en chino que escribe es el Tratado De Amicitia (JiaoYou Lun[1]), como obsequio al príncipe de Jian An en 1595. Es un compendio de 100 máximas que expone a modo de aforismos ideas de los clásicos greco-latinos. Juan Pablo II al referirse a esta obra decía que era “un testimonio indiscutible de lealtad, sinceridad y fraternidad con el pueblo que lo había acogido[2]”.
El P. Ricci llegó a forjar solidas amistades con un gran número de chinos durante los 28 años que misionó en el Imperio; entablar una amistad era el paso o la preparación previa antes de exponerles la doctrina, el vehículo privilegiado de la evangelización; sobre el sólido fundamento del conocimiento mutuo y de la amistad humana podía construirse la misión y el diálogo entre Occidente y Oriente. “La amistad promueve lo que nos une, no lo que nos diferencia. Entre amigos se cultiva la igualdad, la reciprocidad y el apoyo mutuo. El amigo no es otra cosa que la mitad de mí mismo: otro yo. Es obligación del amigo hablar con franqueza. En las alegrías y en las penas la amistad es beneficiosa. La amistad reduce la tristeza y aumenta la alegría en tiempos difíciles”… Todas ideas de la amistad virtuosa que volcaba el P. Ricci en su Tratado que alcanzó una gran difusión entre los letrados chinos de su época.
Donde hay amistad hay éxito, rezaba una de sus máximas. Al mirar la historia de la misión jesuita en China, historia de una Generación de gigantes, es clave en la implantación de la fe cristiana la amistad que tiene con el letrado XuGuanqi. A través de su relación con el sabio de Occidente, como era conocido Ricci, Xu tendría una vía de acceso a la amistad con el hombre- Dios Jesucristo, el Señor del Universo, cosa que con tanto interés estudiaba este sabio para comprender mejor su naturaleza y sus leyes. Enamorado de Cristo, Xu después de tres años de amistad acabaría pidiéndole al P. Ricci el Bautismo en la Iglesia Católica, tomando el nombre de Pablo, en honor al Apóstol de los gentiles. Así se convertiría en el más importante y estrecho colaborador del jesuita en la fundación de la Iglesia en el Imperio. El trabar relaciones amistosas nacía de su íntima relación de amistad con el Señor del Cielo, de su caridad hacía Dios, y por ende hacía el prójimo, lo que le hacía atraer a los chinos hacia la verdadera amistad, a vivir la caridad.
Volviendo a nuestra celebración, la hermana María Wang conociendo a su propia gente en el agradecimiento al final de la Santa Misa, supo valerse de esto mismo. Agradeció desde su infancia hasta el momento actual a todos los que le habían dado[3] o enseñado algo. Para “sus amigos” fueron palabras de consuelo, de alegría, un testimonio y acercamiento a la doctrina católica. Muchos de ellos continúan dándole las gracias porque pudieron entender un poco más el motivo de su felicidad en “esta nueva vida”, nunca imaginaron que pudiera ser tan feliz. Para gozo de la hermana un matrimonio amigo decidió escuchar la doctrina católica.
María Wang les dijo que por la presencia de todos ellos en ese momento tan importante de su vida podía palpar más aún el amor de Dios; y que no pudiendo retribuirles lo que ellos habían hecho o hacían por ellapedía a Dios que le diese el alma de todos ellos –según lo de San Juan Bosco: “Da mihi animae, caetera tolle”- para que por su oración y sacrificio algún día todos ellos pudiesen también gozar de la misma felicidad que ella gozaba, y continuar la amistad comenzada en esta tierra en el Cielo, gozando de la eterna Bienaventuranza, viendo a Dios cara a cara, el Único y verdadero Amigo.
Que el Señor del Cielo conceda a este noble pueblo la gracia de su Amistad, y que nosotros, misioneros en Extremo Orientepodamos continuar esta obra evangelizadora del P. Matteo Ricci, quien de “tal modo se hizo “chino con los chinos” que se convirtió en un verdadero sinólogo, en el sentido cultural y espiritual más profundo del término, puesto que en su persona supo realizar una extraordinaria armonía interior entre el sacerdote y el estudioso, entre el católico y el orientalista, entre el italiano y el chino”.[4]
Que Nuestra Señora, Madre de Dios, Emperatriz de China, por su intercesión nos alcance esta gracia.
M. María de la Concepción
[1]Según el Diccionario español de la lengua chinade los jesuitas JiaoYou(los dos primeros caracteres) significanpropiamente:trabar amistad, relaciones amistosas.
[2]Juan Pablo II, Mensaje en el IV Centenario de la llegada a Pekín del Padre MatteoRicci, S.J.(24/10/2001)
[3]Muchos de ellos han sido por varios años benefactores materiales de la Provincia por la sola amistad con la hermana.
[4]Juan Pablo II, Mensaje en el IV Centenario de la llegada a Pekín del Padre MatteoRicci, S.J.(24/10/2001)